Tengo una relación de amor-odio con el fútbol. Suele gustarme mucho, a pesar de tanto como veo en los campos. Por la tele, claro. Ni se me ocurre ir a un sitio lleno de berracos.
Por ejemplo, leo que a Mourinho le meten dos partidos por su dedazo en el ojo y me digo que se vayan todos a hacer puñetas, que yo me quedo con mis libros. O leo que, además, esos dos partidos solo debe cumplirlos en Supercopa y cambio la palabra "puñetas" por otra peorsonante que me prometí no volver a utilizar en este blog.
Veo, por ejemplo, el choque-fortuito-yo-no-he-sido de Doblas con Vélez y me digo que cada vez entiendo menos el fútbol. Y luego le oigo decir, a Doblas, que fue sin querer y me digo que para qué cojones quiero entender el fútbol.
Otro día oigo en la radio que los árbitros "también son personas humanas" y dudo entre ciscarme en sus muertos o cambiar de emisora. Aunque como luego añaden la coletilla "y por eso tienen errores", para qué voy a cambiar si en la otra emisora seguro que dicen "y por eso se equivocan".
En esos momentos paso del fútbol. No lo puedo remediar, no lo soporto. Si eso es fútbol, yo no pinto nada ahí. Sin embargo, cuando tengo esos bajones, vuelvo a releer el número 0 de la revista Panenka. Para el que no lo sepa, Panenka es una revista de fútbol, del deporte del fútbol. De ese que juegan once contra once a ver quién mete un balón en una portería. ¿Que lo metes? Un gol. ¿Qué metes otro? Otro gol. Se acaba, cuentas los goles, ganas o pierdes, y ya está.
El número 0 de Panenka me sorprendió, por lo radical de su propuesta. Radical no por "indignada", ni por "polémica", ni por "utópica". Panenka es radical, en el sentido de la segunda acepción del diccionario de la RAE: va a lo fundamental, a la raíz del asunto, al fútbol.
Me cuenta lo que ha sido el fútbol, porque la mierda que tenemos ahora ya la veo a diario. Me cuenta lo que es el fútbol en algún barrio modesto, porque la mierda de los estadios la soporto todos los fines de semana y los viernes y los lunes y los martes y los miércoles y los jueves. Me habla de la selección de Sudán del Sur, porque estoy hasta las narices de nuestra selección, de la que se lleva tan mal o tan bien un día sí y otra también. Que cuando se llevan mal intentan venderme relojes y cuando se llevan bien intentan venderme un seguro para el coche.
Estoy cansado de que me están hablando todos los días de lo buena que es la cantera del Barça, pero solo Panenka me hable de quiénes hacen esa cantera del Barça. Cuando todo el mundo me habla del nuevo megaestadio madridista, Panenka me enseña cómo son los campos de los barrios bonaerenses.
Me gusta que me hablen de un fútbol en blanco y negro que no he conocido y que gracias a los medios de comunicación al uso nunca conoceré. Me gusta que sea una revista, que la pueda leer tranquilo, con fotos, porque gustándome como me gustan las historias de Santiago Segurola y Julio César Iglesias en RadioMarca, y de "Petón" en la SER, no puedo ponerles mucha atención mientras trato de torear algún atasco en las circunvalaciones de Madrid.
Hoy quería hablar de fútbol, pero no me ha salido. No sé tanto. Por eso leo Panenka, porque me gusta el fútbol y quiero aprender.
Por ejemplo, leo que a Mourinho le meten dos partidos por su dedazo en el ojo y me digo que se vayan todos a hacer puñetas, que yo me quedo con mis libros. O leo que, además, esos dos partidos solo debe cumplirlos en Supercopa y cambio la palabra "puñetas" por otra peorsonante que me prometí no volver a utilizar en este blog.
Veo, por ejemplo, el choque-fortuito-yo-no-he-sido de Doblas con Vélez y me digo que cada vez entiendo menos el fútbol. Y luego le oigo decir, a Doblas, que fue sin querer y me digo que para qué cojones quiero entender el fútbol.
Otro día oigo en la radio que los árbitros "también son personas humanas" y dudo entre ciscarme en sus muertos o cambiar de emisora. Aunque como luego añaden la coletilla "y por eso tienen errores", para qué voy a cambiar si en la otra emisora seguro que dicen "y por eso se equivocan".
En esos momentos paso del fútbol. No lo puedo remediar, no lo soporto. Si eso es fútbol, yo no pinto nada ahí. Sin embargo, cuando tengo esos bajones, vuelvo a releer el número 0 de la revista Panenka. Para el que no lo sepa, Panenka es una revista de fútbol, del deporte del fútbol. De ese que juegan once contra once a ver quién mete un balón en una portería. ¿Que lo metes? Un gol. ¿Qué metes otro? Otro gol. Se acaba, cuentas los goles, ganas o pierdes, y ya está.
El número 0 de Panenka me sorprendió, por lo radical de su propuesta. Radical no por "indignada", ni por "polémica", ni por "utópica". Panenka es radical, en el sentido de la segunda acepción del diccionario de la RAE: va a lo fundamental, a la raíz del asunto, al fútbol.
Me cuenta lo que ha sido el fútbol, porque la mierda que tenemos ahora ya la veo a diario. Me cuenta lo que es el fútbol en algún barrio modesto, porque la mierda de los estadios la soporto todos los fines de semana y los viernes y los lunes y los martes y los miércoles y los jueves. Me habla de la selección de Sudán del Sur, porque estoy hasta las narices de nuestra selección, de la que se lleva tan mal o tan bien un día sí y otra también. Que cuando se llevan mal intentan venderme relojes y cuando se llevan bien intentan venderme un seguro para el coche.
Estoy cansado de que me están hablando todos los días de lo buena que es la cantera del Barça, pero solo Panenka me hable de quiénes hacen esa cantera del Barça. Cuando todo el mundo me habla del nuevo megaestadio madridista, Panenka me enseña cómo son los campos de los barrios bonaerenses.
Me gusta que me hablen de un fútbol en blanco y negro que no he conocido y que gracias a los medios de comunicación al uso nunca conoceré. Me gusta que sea una revista, que la pueda leer tranquilo, con fotos, porque gustándome como me gustan las historias de Santiago Segurola y Julio César Iglesias en RadioMarca, y de "Petón" en la SER, no puedo ponerles mucha atención mientras trato de torear algún atasco en las circunvalaciones de Madrid.
Hoy quería hablar de fútbol, pero no me ha salido. No sé tanto. Por eso leo Panenka, porque me gusta el fútbol y quiero aprender.
3 comentarios:
He preguntado en el kiosco y no la tienen. Creo que puede bajarse por internet. A ver que tal está aunque con los redactores que tiene promete.
¡Odio el fútbol moderno!
Linesman
No, Linesman, no van a venderla en quioscos de forma general. Van a llegar a acuerdos con librerías y quioscos sueltos, para evitarse la sangría de la distribución.
En su web se podrán comprar sin problemas y, además, nos dicen en qué sitios (uno en Madrid, uno en Zaragoza y uno en Barcelona) se pueden comprar por ahora.
AAAAAAAAAAAhhhhhhhhhhhh, bendito.
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