lunes, 13 de febrero de 2012

Un buen día de arbitraje - Planet de la RFEF

Todo empezó con un correo anónimo, como suelen empezar estas cosas: "Usted se cree muy listo. Si quiere aprender más cosas sobre el arbitraje, acuda el viernes por la tarde a esta dirección. Y no llame a la Policía". Ando leyendo un libro de espías y, al principio, tengo que reconocerlo, sentí miedo. Alguien había descubierto mi identidad secreta y quería hacerme pagar todo lo que he dicho en este blog contra los árbitros.

Mi primer pensamiento fue hacia los servicios secretos de la RFEF, pero me imaginé que ahora andan muy atareados intentando descubrir qué miembros de la ejecutiva de FIFA nos traicionaron durante la votación para los Mundiales de 2018 y de 2022. No, no se iban a preocupar por un cantamañanas como yo. ¿El grupo de élite del CTA? Quizá no quedaron muy contentos con mi entrevista al presidente, quizás es verdad que me pasé de listo aquel día. ¿La policía secreta de la asociación de la prensa? Mmmmm. Eso tenía más sentido, pero mientras sepa el nombre del topo del vestuario del Real Madrid, creo que mi vida está a salvo.

Como no tenía muy claro de dónde venía la amenaza, decidí acudir a la cita. Resultó ser un complejo administrativo-deportivo en el pueblo madrileño de Las Rozas, donde se celebraba el I Congreso Internacional "Fútbol y Tecnología", junto con lo que podríamos llamar una 'feria de muestras', llamada Planet, organizado todo ello por el Centro Internacional de Investigación y Desarrollo (CIID) de la RFEF. Al frente de este centro está José María García-Aranda Encinar, desde ahora 'el organizador', y tuve claro que él fue el encargado de mi presencia allí... hasta que nos cruzamos en un pasillo, me miró y no dio signos de saber quién coño era yo. No, tampoco era él. Así que decidí dejar mi paranoia a un lado y disfrutar de lo que me ofrecía este congreso.

El viernes por la tarde solo me interesaba una ponencia. Ya se había presentado unas horas antes el CIID y había dado su charla Donald McVicar, miembro del subcomité técnico de International Board. No sé qué contó, porque a esas horas yo todavía andaba escondido, pero mejor no aventuro nada, no sea que alguien se moleste más todavía y no llegue con vida al II Congreso.

Por la tarde acudí a la sesión que presentaban José Luis Lesma López y Pablo Burillo Naranjo, sobre "La influencia de la Tecnología en el árbitro a través del tiempo". No sabía qué me iba a encontrar, pero fue una buena introducción para lo que me esperaba al día siguiente. Lesma y Burillo hicieron un repaso histórico de la figura del árbitro y de las tecnologías aplicadas al arbitraje. Me quedo con una de sus frases "Los árbitros siempre damos la bienvenida a la tecnología en el fútbol". ¿Habéis leído bien, señores de la asociación de la prensa? Los árbitros quieren tecnología. Y por lo visto en este fin de semana, los dirigentes también la quieren. ¿Entonces? Pues lo que falla es la propia tecnología, que todavía no está suficientemente desarrollada. Así que no os preocupéis, porque de aquí a no mucho ya podremos ver a los árbitros correteando por el campo con la mirada fija en un ipad donde les irán retrasmitiendo el partido que están arbitrando. Con repeticiones y todo, eso sí. Entre que la sesión de arbitraje era la última del día, que al presentador de la mesa redonda anterior se le olvidó lo que venía detrás ("con esto terminamos las conferencias de hoy"), y que iban a hablar de arbitraje, no mucho gente pudo disfrutar de por dónde van las investigaciones a día de hoy, o de cómo tiene que ser el entrenamiento de un equipo arbitral, todo ello salpicado con datos numéricos, como no se podía esperar menos de dos profesores universitarios.

Como el viernes no vi peligrar mi vida, decidí probar a ir el sábado por la mañana, toda ella dedicada al arbitraje. Yo creí que sabía algo sobre árbitros y arbitraje, pero la sesión matutina del sábado me demostró que no tengo ni idea. No sé si los árbitros son buenos o malos, pero lo que aprendí es que hay mucha gente en este país pensando en cómo mejorar la labor arbitral, y me sorprendió.

La mañana comenzó con la presentación del "Manuel de Ejercicios Integrados y Lenguaje Corporal". Hasta hace unos años, el entrenamiento de un árbitro era salir a correr dos o tres días por semana y, quizá, no comer demasiadas grasas. Después llegaron los preparadores físicos, que fueron convenciendo a los árbitros de que tenían que hacer algo más: un poco de velocidad, calentamientos y estiramientos, y a seguir comiendo pocas grasas. Hoy en día ese aspecto ya está totalmente superado. Los árbitros (a partir de ahora hablaré solo de los árbitros de élite, catagorías nacionales en España, por ejemplo, porque es donde está el dinero) son deportistas de élite y, como tal, tienen que tener una preparación muy completa.

Al aspecto físico, que fue el primero en desarrollarse, se le unió el entrenamiento técnico, que ha pasado de unas aburridas clases con pizarra a unas aburridas clases con powerpoint, hasta llegar al presente, donde las clases se han sustituido por trabajo técnico en el campo con jugadores reales. El penúltimo en llegar ha sido el entrenamiento psicológico, con vistas a mejorar los aspectos mentales del árbitro: confianza, control de jugadores, gestión del error...

Como no podemos saber de todo, cada tipo de entrenamiento tiene unos entrenadores distintos. Y llegó el problema: los dirigentes arbitrales reunieron a los distintos entrenadores y les preguntaron cuánto tiempo necesitaban a la semana para desarrollar sus trabajos. "Pues yo necesito diez horas", "eh, que a mí me hacen faltan unas ocho", "vale, pero a mí me tenéis que dejar unas doce, además del trabajo que tienen que hacer en casa", "es verdad, el trabajo en casa, pues a mí súmame cuatro o cinco más". A alguien se le ocurrió sacar una calculadora, hacer unas cuentas... Y no salían. No había horas para tanto entrenamiento, salvo que los árbitros entrenaran la mayor parte del día.

Todos estos problemas se los empezó a encontrar García-Aranda durante su época en FIFA. ¿Cómo hacemos para poder entrenar todos estos aspectos y no sobrecargar a los árbitros? En todas las reuniones hay un tipo que pasa todo el rato jugando al tetris en el móvil. Ponedle el nombre que queráis, pero por aquel entonces hubo uno que no se le ocurrió mayor tontería que decir "¿Y por qué no entrenan todo a la vez?". Yo le he llamado 'tipo' y he hablado de 'tontería', pero imaginaos lo que le dijeron sus compañeros de reunión. Pero como no encontraban otra solución, venga, a hacerlo todo junto. Y desarrollaron lo que han llamado "Ejercicios integrados", que no deja de ser entrenar todo a la vez.

Parece que la cosa funciona. Según nos contaron algunos de sus inventores, la cosa no fue fácil, porque todos seguían queriendo una parte mayor del pastel (léase tiempo), pero tras muchas reuniones, pruebas, discusiones y errores, han llegado a lo que ellos creen que es el mejor entrenamiento para un árbitro. Y todos tan contentos, hasta que a alguien se le ocurrió levantar la mano y decir "oye, ¿y qué pasa con el lenguaje corporal?".

El lenguaje corporal es importante. Con un solo gesto el árbitro tiene que mostrar a todo el mundo (jugadores, técnicos, periodistas, espectadores) qué ha pitado, pero a la vez tiene que apaciguar ánimos. O tiene que hacer notar a los jugadores que tiene todo controlado, mientras da la razón a dos jugadores contrarios. O tiene que parar una tangana sin tocar a ningún jugador, mientras trata de convencer a los dos entrenadores de que no sigan metiendo presión a la jugada.

Hubo más reuniones, claro, y llegaron a un resultado definitivo, que es lo que nos presentaron en el congreso. El "Manual de Ejercicios Integrados y Lenguaje Corporal", que detalla unos cuantos ejercicios de entrenamiento para tocar todos estos aspectos que acabo de comentar. Todos. Juntos y a la vez. Lo han conseguido. Tengo que añadir, para los despistados y malpensados, que casi todo el trabajo lo han hecho españoles. Algún irlandés, algún mexicano, algún argentino y muchos españoles.

Tras esta presentación, unos minutos de descanso. En ellos, además de vigilar el auditorio por si alguien demostraba un interés especial sobre mí, aproveché para hacer relaciones sociales. En un momento dado me hice el encontradizo y choqué a propósito con Díaz Vega. Joder, he tocado a Díaz Vega. Él se giró, me miró, yo musité un "perdón" mientras bajaba la cabeza y seguí mi camino. ¡He tocado a Díaz Vega! Intenté la misma técnica con Medina Cantalejo. Si lo conseguía, podría decir que conocía a dos de los mejores árbitros españoles de la historia. Así que me acerqué por detrás al sevillano... y apareció Medina Hernández interponiéndose en mi camino. No me habló, pero al ver su mirada tuve el feeling de que me quería decir "ni se te ocurra". Bueno, no todos los días se tiene la oportunidad de confratenizar con Díaz Vega.

Del que sí que me hice amigo fue de un asistente de segunda. Yo necesitaba salir del salón de actos "Luis Aragonés" y él estaba sentado junto al pasillo. Le dije "¿Me permite?" y él me contestó "Claro", apartándose un poco para que yo pasara. Joder, qué tío más majo. A ver si llega lejos y puedo decir que un pope del arbitraje me habló.

Vale, vuelvo a lo importante. La siguiente charla fue una presentación tecnológica, el Referee Feedback y el Referee Channel. Las ha desarrollado una empresa española, me dicen que un spin-off de la Universidad de Las Palmas, pero esto último no lo tengo comprobado, así que no me hagáis mucho caso.

Es habitual en las grandes competiciones ver entrenar a los asistentes. Se ponen en la banda, los jugadores realizan una jugada y ellos levanta, o no, la bandera. El instructor a su lado, le dirá si ha acertado o no. "Bad decision, bad decision". "¿Qué? ¡Pero si ha sido buena!". "No, no, you're wrong". "Que no, joder, que no, que el rubio estaba más p'atrás". No se tienen noticias de que dos de tales personajes hayan llegado nunca a las manos, pero esto no podía seguir así. El Referee Feedback soluciona todo esto. Y solo hace falta una cámara de vídeo y una 'tablet'. La cámara graba la jugada, un software la analiza y la envía enseguida al tablet del instructor, que puede enseñarle en unos segundos al asistente si ha acertado o no. "Do you see it, idiota? You were wrong!". "Lo siento, míster, es que yo creí...". Es verdad que el Referee Feedback no ayuda por sí mismo al asistente, porque el ok, o no, se lo da después de la jugada, con lo que nada se puede hacer, pero con los datos que aporta, asistentes e instructores pueden discutir después qué se está haciendo mal (o bien, que es lo general) en cada etapa del entrenamiento.

El Referee Channel tiene más enjundia. El sábado, tuiteando el congreso, yo decía que es una "potentísima red social para el arbitraje". Sigo pensando lo mismo, aunque aquí, sin la restricción de los 140 caracteres, puedo añadir algo más. Más que una red social, el Referee Channel es una plataforma. En ella los árbitros, dirigentes, instructores, etc., pueden relacionarse sin necesidad de verse las caras. Y esta plataforma tiene todas las prestaciones que se os puedan ocurrir. Se pueden ver partidos en directo, permite hacer clips de vídeo en tiempo real, catalogarlos, comentarlos, archivarlos, permitir que los vean todos los usuarios o solo unos pocos o solo uno, tiene zona de algo parecido a un chat, o un foro. Se pueden comentar jugadas, partidos o los distintos clips de vídeo. Se pueden archivar los informes de los partidos. Con esta tecnología es posible que un árbitro pite un partido y cuando acabe de ducharse ya puede leer los comentarios de su instructor, con los clips de vídeo concretos. Y lo mejor es que el árbitro puede estar en el Mundial de Sudáfrica y el instructor en sus vacaciones caribeñas.

Tras esta charla tecnológica, necesitaba un descanso. Así que aproveché otra charla más tecnológica todavía y me fui a tomar un café. Allí me enfrenté con la realidad: me habían localizado y seguido. En la cafetería me rodearon unos cuantos agentes enemigos. Estaban 'el machaca' y 'el marine', e imaginaos por qué les llaman así. Glup. Por ahí también andaba 'el pedigüeño', que se empeñaba en que le ascendiera de categoría. Él hacía de poli bueno, aunque no dejaba de mirar de reojo a 'el jefe', esperando una orden de ataque, sin duda. Ah, 'el jefe'. Ahí estaba, dominándolo todo desde una esquina, moviendo sus peones alrededor de mí. Por lo menos esta vez se había cambiado la camisa. Había unos cuantos más a los que no identifiqué. Alguna vez los he visto en la tele, corriendo las bandas con su banderín en la mano, pero ¿quién coño se sabe el nombre de los asistentes? Yo los llamaré 'banderín 1', 'banderín 2' y 'banderín 3'. Me olvidaba, también estaba por allí 'el científico'. Este es el más peligroso, porque seguro que sabe de venenos y sueros de la verdad.

Salí corriendo en cuanto pude y me metí en la oscuridad del salón de actos, donde no podrían encontrarme, aprovechando que empezaba la última sesión de la mañana para el congreso y la última sesión para mí. Solo puedo decir que me impresionó la conferencia. A estas alturas de mi vida no soy capaz de decir si los árbitros son buenos o malos, si el arbitraje ha mejorado o no con el paso del tiempo, si las nuevas reglas mejoran o no el juego, pero con lo que he aprendido este fin de semana puedo asegurar algo: el arbitraje es totalmente profesional. Tal vez no los árbitros, pero sí el arbitraje. Cada vez hay más gente que pierde su tiempo pensando en cómo mejorarlo. No, no se dedican a quién es el mejor, o quién es el más idóneo para este partido, o quién tiene que ascender y quién no. Me refiero a pensar sobre el Arbitraje.

La siguiente charla tenía el oscuro y académico nombre de "Análisis biomecánico de partidos". El ponente, profesor e investigador de la Politécnica de Madrid. ¿Profesor de qué? Pues de Biomecánica, claro. Lo que quiera que signifique eso. El caso es que su grupo de investigación ha creado una herramienta digital para analizar todos los aspectos del arbitraje. ¿Cuánto corre un árbitro? ¿Dónde se encuentra en cada momento del partido? ¿Ha acertado en la jugada? Y las mismas tres preguntas, para los asistentes. Es verdad que su labor la vienen realizando desde hace tiempo los periodistas y los comentaristas arbitrales de los medios, pero el hecho de venir del mundo universitario hace que todo lo que contó tuviera un tufillo más científico de lo normal.

Lo que ha logrado este equipo es algo único en el mundo. ¿Os he dicho ya que pertenecen a una universidad madrileña? Mediante unos algoritmos matemáticos, pasados por el tamiz de un potentísimo software diseñado por ellos, han conseguido traducir cada 1/50 de segundo de juego en una serie de variables matemáticas que nos indican la posición de cada protagonista del partido: árbitros, jugadores y balón. Repito, cada 1/50 de segundo; es decir, para los de letras, que cada segundo lo han dividido en 50 partes iguales de tiempo y en cada una de ellas fijan la posición de los actores. Esto, dicho así, no pasa de ser un entretenimiento matemático, pero lo importante llega cuando analizan los resultados.

Por ejemplo, han podido comprobar científicamente que la distancia óptima a la que el árbitro debe estar en cada jugada para cometer un error mínimo es de 11 a 15 m. Esto quiere decir que si el árbitro está más cerca es más probable que falle. Y si está más lejos, falla mucho más. Tras el estudio que hicieron en la pasada Copa del Mundo, llegaron a la conclusión de que los árbitros estuvieron a una distancia media de 14,58 m de las jugadas, por lo que los árbitros hicieron todo lo posible por maximizar sus aciertos.

Esta tecnología mide los fueras de juego, pero no solo la posición del atacante respecto al defensor, sino la del asistente respecto a la línea del último defensor y el ángulo de visión balón-asistente-atacante. Con todos estos datos y los aciertos y fallos, serán capaces de crear una teoría sobre dónde es mejor que esté posicionado el asistente. Parece lógico pensar que será en línea con la jugada, pero a lo mejor los datos nos sorprenden y nos dicen que tiene que estar un metro adelantado o retrasado con respecto al último defensor, o que tiene que estar en línea con el atacante, o... Estas son elucubraciones mías, porque todavía no han analizado esta parte del juego, pero la posibilidad está ahí. Es en lo que andan ahora trabajando los científicos españoles para mejorar el arbitraje.

Y aquí acabó mi experiencia en este congreso. Por el Planet pasé poco y porque se equivocaron en la entrada. Muchos stands, mucha empresa tratando de vender su tecnología, muchas asociaciones nacionales mostrándonos qué están haciendo en los distintos países... y los últimos trofeos ganados por España, la Eurocopa y la Copa del Mundo, con las que me hice la correspondiente foto. Ya digo, por error, porque si todo hubiera ido bien ni siquiera me hubiera enterado de que estaban por allí a la vista y al toque de todo el que quisiera.

Dado que hoy escribo esta larga entrada, podéis suponer que salí vivo del congreso. Pues habéis acertado, aquí sigo.

miércoles, 8 de febrero de 2012

La colección más grande jamás juntada

En este blog ya os he hablado alguna vez de Alberto Helder, de Portugal. Su blog es una fuente continua de historias arbitrales.

Hace poco más de un año se propuso recolectar todas las escarapelas que han usado los árbitros internacionales FIFA a lo largo de su historia. Ya he escrito antes sobre esta colección, a propósito de los asistentes o de los árbitros de futsal.

Hoy, por fin, Alberto Helder ha publicado su último capítulo: las insignias de los colegiados FIFA. La historia empieza en 1950, cuando FIFA decide crear un emblema o insignia para que sus árbitros internacionales pudieran lucirlo en sus partidos internacionales. ¿Todos? No, solo los que consiguieran la categoría de árbitro FIFA; es decir, los internacionales que pitaran dos partidos de selecciones A, ya fueran oficiales o amistosos. Hasta entonces, un árbitro solo era internacional y arbitraba con el escudo de su país, el que utilizara habitualmente en su liga. Una vez conseguida la escarapela FIFA, podía lucirla con orgullo al salir de su país. Más tarde se acabó con esa categoría de superélites y todos los internacionales lucieron su insignia, tanto dentro como fuera de su país.

La colección está completa. Sin pedir permiso, aunque luego se lo pediré "a toro pasado", aquí van las primeras escarapelas de la historia en cada una de las categorías.


El que quiera ver todas las escarapelas de la historia del arbitraje FIFA, que se pase por su blog.