miércoles, 30 de noviembre de 2011

@EduIturralde (2011-2011). Descanse en Paz.

Fue bonito mientras duró, no os creais. Como hacemos todos en Twitter, no hacía más que hablarnos de sus obsesiones: música, música, entreno, música, entreno, Bukowski, música, entreno, entreno, adios que tengo partido, música... A veces, como todos, tenía sus momentos de debilidad, y Von Trier era una muestra de ello. Aunque a lo mejor no era el danés, que era otro, y me lo estoy inventando.

Dice hoy marca.com que tenía unos quince mil seguidores. Quince mil cotillas que queríamos saberlo todo de Iturralde: @Itu, @Itu, ¿después de la ducha te pones colonia? Lo siento, no puedo hablar de los partidos. @Itu, @Itu, ¿qué desodorante usas, que cuando marcas libre indirecto tus sobacos están inmaculados? Venga, chicos, ya sabéis que no puedo comentar jugadas concretas... Siempre nos regañaba el muy cabrón.

Bueno, quince mil cotillas tampoco éramos, porque también había un puñado de periodistas. Algunos no estaban mal, y ahí seguirán conmigo. O yo con ellos, claro, que no tienen ni puta idea de quién soy. Pero había otros... En estos pocos meses que ha durado la aventura tuitera de Iturralde, he visto un buen puñado de noticias en la prensa en la que la "fuente" era el Twitter del propio árbitro. Que si Iturralde dice esto, que si Iturralde dice lo otro, que si va a hacer no sé qué, que si no quiere hacer no se cuánto. Joder, cuántas noticias de Iturralde. La noticia no ocupaba más de seis o siete líneas y había que leérsela dos veces para ver la palabra Twitter en ella. Ah, que lo han leído en Twitter, acabáramos. Cojonuda la noticia, ¿eh? Todavía estoy esperando ver en portada lo mal que lo pasó Iturralde la noche en que no sabía si cenar tortilla o pescado. ¿O eran croquetas? Buah, no sé, yo no soy periodista. Y además, seguro que acabaron eligiendo las chicas de su casa.

Ah, y también le han dado hostias. Muchos tuiteros anónimos, de esos que usamos una máscara digital, de lo feos que somos, para parecer superguays. Iturralde, mediamierda, que siempre pitas en contra del Madrid. E Iturralde les tenía que recordar que este año todavía no ha pitado al Madrid. Iturralde, cabrón, saluda al campeón. Y él saludaba, cómo no, que está muy bien educado.

Y, sobre todo, trataba de explicarnos por qué es tan malo, por qué falla tanto. Con educación, repito. Posiblemente ha hecho más Iturralde por el conocimiento del arbitraje en estos meses tuiteros que todo el CTA en sus tropecientos años de historia, o que tanto exárbitro comentarista de los fallos de sus excompañeros.

Esto a los aficionados que le tocábamos los huevos, claro. Porque luego había otros: los periodistas que le ponían a parir por el morro. Yo alucinaba al leer como un periodista le decía @Itu, que eres muy malo, ¿cuándo vas a reconocer que eres del Barça? Hostia, pensaba, así, en su cara. Este tío es bueno, ¿eh? Buen periodista, quería decir, porque como persona dejaba un poco que desear.

Y seguían, poquito a poquito, trabajándose a su fuente. ¿Os imagináis la portada del Marca un día cualquiera? Iturralde se caga en la madre que parió al subdirector de contenidos audiovisuales de Radio Morcilla. Cuando has procesado la información del titular, lees la noticia y te enteras de todo. Que resulta que no ha sido Iturralde, que ha sido @Itu, que se ha cagado en la madre que parió a @Soygilipollasymegusta, que da la casualidad de que es el subdirector de contenidos audiovisuales de Radio Morcilla. Lo que no cuenta el Marca es que el que le gusta ser gilipollas, con todo el morro, le dijo a @Itu ¿xq eres tan malo @Itu? Y puso varios ;), :) y :(, así, haciéndose el graciosillo, que estudió en el CEU que es una buena forma de romper el hielo en una entrevista.

Los periodistas quieren que los árbitros hablen, porque en el CEU les han dicho que sin bocazas que hablen no hay noticias (bueno, es que cuando estudiaron sus profesores no había Twitter). E insisten desde sus tronos microfonados o desde sus púlpitos pixelados o desde sus tribunas tintadas, que hablen, que hablen, ¿qué pasa, tienen miedo?. Eso es lo único que les importa, que hablen. Y los árbitros, que saben leer y escribir, se cuidan mucho de hablar. Y no porque se lo prohiban, sino porque no tienen cuerpo de mártires. El que quiera chicha, que se la machaque con un piedra, que yo no voy a ponérselo fácil. Como los árbitros no hablan, los periodistas les dan caña. Y cuando aparece alguno que habla, como @Itu, le dan dos tazas.

La gota que colmó el vaso de @Itu fue el reportaje ayer de LaSextaDeportes, donde le acusaban de calentar el partido de este fin de semana entre Sporting y Madrid en su Twitter. Ayer seguí poco el Twitter, por lo que no sé si calentó o no calentó, pero conociéndole (por el Twitter, claro, como todos), seguro que lo único que calentó fueron los calcetines después de entrenar con lluvia, como le gusta, que hay que ser gilipollas. Ah, perdón, que esto no es Twitter.

Además, como se ha ido, ni me leerá. ;) ;) ;) ;) ;) :) :) :) :) :)

lunes, 14 de noviembre de 2011

Maasaki Toma y la Copa de España

El viernes, la Football Association, o la federación inglesa de fútbol para los que conducimos por el lado correcto, informaba que por primera vez en 131 años, un no británico iba a arbitrar un partido de su FA Cup. El elegido, que arbitrará un Brentford-Basingstoke de la primera ronda, es el japonés Maasaki Toma (38 años). El japonés, que ascendió a la categoría de internacional en 2005, lleva unos días en Inglaterra en un intercambio "estudiantil". Allí ha podido arbitrar algún partido de la liga de reservas, alguno de categorías inferiores, ha sido cuarto árbitro en algún partido internacional...

¿Y nosotros? No, nosotros no, que somos muy españoles. Bueno, o a lo mejor sí. A lo largo de la historia de nuestra Copa de España, ha habido varios extranjeros que han actuado como árbitros de la que es nuestra competición más antigua. Y cuando digo varios, quiero decir muchos. Sobre todo en los primeros veinte años de Copa.

La Copa de España comenzó en 1903, años en que los árbitros, principalmente, eran jugadores en activo. O dirigentes de los equipos. O periodistas. O cualquiera que estuviera por allí y se atreviera a arbitrar el partido. Y como en los equipos solía haber extranjeros, normalmente ingleses, pues eso, que la historia arbitral de la Copa nos da bastantes ejemplos de extranjeros que arbitraron en nuestra primera competición.

Nombres como Morris, Forster, Waterson, Sydney, Lescaillé, Lavat, Veitch, Sloop, Hodge, o el gribraltareño Rodríguez, arbitraron partidos en las distintas rondas de las copas anteriores a 1916. Todos ellos eran jugadores de distintos equipos, casi siempre de los que competían en la Copa de España.

Pero no solo fueron ellos y no solo en las "distintas rondas" de la Copa. Hubo algunos más que arbitraron finales de la Copa de España, que no es poco. La serie de finales españolas arbitradas por ciudadanos extranjeros la inició en 1911 Martyr Scott, que era el capitán del Civil Service de Londres, equipo inglés que estaba por aquellas fechas jugando amistosos en España. Al año siguiente, otro inglés, Hamilton, arbitró el partido por el título de Copa. En 1914 la suerte le correspondió a otro inglés, Mr. Rowland, secretario del colegio inglés de árbitros, de visita por nuestro país. En 1915 arbitró la final el suizo Walter Germann, jugador del Sporting de Irún.

Hasta aquí, un poco de todo: un jugador de un equipo extranjero, dos jugadores de equipos españoles, un árbitro inglés... Sin embargo, todas estas designaciones ocurrieron unos años antes de que se empezaran a crear los colegios de árbitros en España.

Sin embargo, tenemos un precedente del "árbitro extranjero que arbitra la final de Copa de España". En 1922, los equipos finalistas no se pusieron de acuerdo en el árbitro que querían para la final. El FC Barcelona quería el árbitro de unos colegios; el Real Unión de Irún lo quería de otros. Y no solo es que quisieran árbitros de unos colegios u otros, sino que vetaban nombres y colegios. Incluso algún colegiado prefirió eliminarse de la lista, por si acaso. Ante la dificultad de encontar un árbitro en España aceptado por los dos equipos, al colegio nacional se le ocurrió dirigirse a nuestros vecinos del norte. Y pocos minutos antes de que se iniciara el partido llegó al campo el francés Thomas Georges Balvay.

Así que nosotros también tuvimos nuestros árbitros extranjeros. Nos costó menos que los 131 años de los ingleses, apenas una decena, pero es que aquí somos muy adelantados.