lunes, 23 de abril de 2012
En el Día del Libro, algo de libros
Autor:
César
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9:33
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miércoles, 4 de abril de 2012
Programa CORE de UEFA
Este nuevo programa, el CORE, toma su nombre del Centre of Refereeing Excellence de UEFA, un nuevo centro de educación arbitral creado por UEFA en enero de 2010. El programa CORE consiste en que todas y cada una de las 53 federaciones europeas envían a un árbitro y a dos árbitros asistentes para que participen en un curso introductorio, en verano. ¿Cuál es, entonces, la diferencia con el programa de Talentos? Pues que en CORE los árbitros no son internacionales. Son árbitros muy jóvenes, estos sí, que estén entre los 25 y los 30 años y cuyas federaciones consideren que tienen un buen potencial para alcanzar la categoría de internacional.
En este curso introductorio, que dura dos semanas, se hace lo que normalmente hacen sus mayores: preparación de partidos, gestión de jugadores, control del juego, aspectos tácticos y entrenamiento físico. Todo esto apoyado por los instructores UEFA que normalmente trabajan en los encuentros de Talentos, de árbitros Elite, etc. A la cabeza de todo está Yvan Cornu, antiguo mandamás de los árbitros europeos hasta la llegada de Pierluigi Collina y al que ha habido que buscar un nuevo despacho para que pueda pasar los inviernos suizos. Junto a él trabajan como instructores jefe el holandés Jaap Uilenberg y el inglés David Elleray, muy conocidos por los seguidores del arbitraje europeo.
Tras este curso introductorio se sigue la trayectoria del árbitro y de los asistentes seleccionados, que deben pitar partidos de categoría nacional en sus respectivas ligas. Tras siete meses de seguimiento, se les vuelve a convocar a un curso de consolidación, donde se estudia el progreso de cada árbitro. Al final de cada promoción se otorga un diploma a los colegiados que hayan alcanzado los objetivos fijados por los profesores.
He dicho al principio que en este programa participan árbitros de toda Europa y, hasta que las empresas de calificación quieran, España tiene la suerte de seguir en ella. En la primera edición del programa CORE, nuestros representantes fueron el extremeño Jesús Gil Manzano, como árbitro, y Ángel Nevado Rodríguez (extremeño) y Miguel Martínez Munuera (valenciano), como asistentes. Extraña elección de colegiados, hasta que pensamos en las condiciones de la convocatoria: colegiados con una edad entre 25 y 30 años. Y de esos, lamentablemente, hay muy pocos en primera división. De esta primera hornada, solo el valenciano Martínez pertenece a la máxima categoría del fútbol español. Los extremeños arbitran en segunda división.
La segunda edición comenzó en el verano de 2011 con nuevos representantes españoles. En este caso, el árbitro es el valenciano Juan Martínez Munuera, y los asistentes, los también valencianos David Canales Cerdá y Sergio Chinchilla Ortega, que forman trío arbitral en la segunda división española.
Releyendo lo que he escrito me asaltan varios comentarios. Una condición importante para participar en este programa es tener, según la federación respectiva, posibilidades reales de llegar a la categoría de internacional. Y como es esa misma federación la que propone a los internacionales... Vamos, que muy mal lo tienen que hacer a partir de ahora Gil Manzano y Martínez Munuera para que no les veamos con la escarapela de aquí a unos pocos años. Previo ascenso a primera, claro, que ya estamos llegando a las fechas de las quinielas.
Otro dato que me hace gracia, ya veréis por qué, es la elección el primer año de Miguel Martínez Munuera y en el segundo año de Juan Martínez Munuera. Valencianos los dos, hermanos los dos... ¿Os imagináis la cara de los instructores cuando se presente Martínez Munuera, que se supone que se graduó en la promoción anterior...?
El último dato ya no es de risa, sino para que algunos piensen en lo que están haciendo o, mejor aún, en lo que no están haciendo. De los seis seleccionados en estas dos ediciones, cuatro son valencianos. A lo mejor tiene algo que ver que en los últimos años son el comité más potente en cuanto a los ascensos de colegiados a 2.ª B. Bueno, este dato no tiene mucho que ver, sino que demuestra que el comité valenciano está trabajando muy bien con la base, por lo que suben con mucha suficiencia a 2.ª B y llegan a la élite muy buenos árbitros. Ya podía el señor Miller Andrés preparar un dosier sobre su forma de trabajar para entregar dentro de 15 días en Logroño a sus colegas presidentes de comités territoriales. Que la Comisión de Coordinación Interterritorial no tiene por qué ser solo una reunión con el alcalde (o alcaldesa), una foto y una comilona.
Autor:
César
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11:28
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lunes, 26 de marzo de 2012
Se va Iturralde González
Nadie puede decir que se lo esperara, pero no creo que muchos se hayan sorprendido. Todos los medios titulaban igual: "por desavenencias con el Comité". Anda, que si Iturralde se hubiera retirado cada vez que ha tenido desavenencias con el Comité... Poco hubiera durado su carrera en Primera.
La impresión que me da es que esta renuncia ha sido un problema de comunicación. Yo no te digo, tú no me dices, entonces yo no te cuento porque tú no me cuentas. El mismo Eduardo Iturralde explicó el viernes su postura. Que yo hable ahora de un certificado médico de más o de menos, poco tiene ya de importante.
Lo importante es que ya no volveremos a ver arbitrar a Iturralde. Muchos lo agredecen, por lo que se ha podido leer todo el fin de semana en Twitter, y otros no tanto, porque en las pocas jornadas que quedan tendrán que buscar otro 'enemigo número uno' al que atizar.
Se va un colegiado que ha marcado una época en el fútbol español. En 1993 Iturralde estaba arbitrando partidos en el grupo 4 de la Tercera división, el grupo vasco. En 1995 arbitraba en Barcelona un Español-Salamanca de la Primera división. En el verano de 1998 pitaba su primer partido oficial como internacional, una segunda ronda de la Intertoto. Desde entonces, Iturralde González ha ido construyendo su leyenda. Unas veces a su pesar, otras veces con algún empujoncillo del propio Iturralde.
Iturralde se marcha con el récord absoluto de partidos arbitrados en Primera división: 292. Se marcha con el récord de tarjetas mostradas, con el récord de penaltis pitados y con el récord de presencias arbitrales en noticias, reportajes, comentarios y exabruptos de los medios hacia un árbitro. También ha tenido sus defensores, ¿eh? Pero a estos se les ha oído poco y lo han dicho con la boquita pequeña. Desde el viernes alguno se ha atrevido a dar la cara, pero así, muy rápido, como sin ganas de que se lo recuerden más adelante.
Los récords de Iturralde irán cayendo. Undiano Mallenco ya va por los 205 partidos y le quedan siete temporadas en Primera, por lo que tendrá que añadir casi ciento cuarenta partidos más. Sí, se irá por encima de los 300. El récord de las tarjetas también caerá, aunque será un poco más difícil, por la gran cantidad de partidos que hay que arbitrar para superarlo. El que tiene pinta de que no superará nadie es el de penaltis pitados. Uno que guardará Iturralde para sus nietos.
Por ahora es difícil decir qué pierde el arbitraje español con la retirada de Iturralde. Con el tiempo, quizá, le echemos de menos y nos acordaremos de lo que representó el bilbaíno en nuestra liga. O quizá dentro de quince años no nos acordemos mucho de él y significará que todas las portadas y comentarios de estos tres últimos días han sido un poco exageradas. Veremos.
Autor:
César
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11:24
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lunes, 13 de febrero de 2012
Un buen día de arbitraje - Planet de la RFEF
Mi primer pensamiento fue hacia los servicios secretos de la RFEF, pero me imaginé que ahora andan muy atareados intentando descubrir qué miembros de la ejecutiva de FIFA nos traicionaron durante la votación para los Mundiales de 2018 y de 2022. No, no se iban a preocupar por un cantamañanas como yo. ¿El grupo de élite del CTA? Quizá no quedaron muy contentos con mi entrevista al presidente, quizás es verdad que me pasé de listo aquel día. ¿La policía secreta de la asociación de la prensa? Mmmmm. Eso tenía más sentido, pero mientras sepa el nombre del topo del vestuario del Real Madrid, creo que mi vida está a salvo.
Como no tenía muy claro de dónde venía la amenaza, decidí acudir a la cita. Resultó ser un complejo administrativo-deportivo en el pueblo madrileño de Las Rozas, donde se celebraba el I Congreso Internacional "Fútbol y Tecnología", junto con lo que podríamos llamar una 'feria de muestras', llamada Planet, organizado todo ello por el Centro Internacional de Investigación y Desarrollo (CIID) de la RFEF. Al frente de este centro está José María García-Aranda Encinar, desde ahora 'el organizador', y tuve claro que él fue el encargado de mi presencia allí... hasta que nos cruzamos en un pasillo, me miró y no dio signos de saber quién coño era yo. No, tampoco era él. Así que decidí dejar mi paranoia a un lado y disfrutar de lo que me ofrecía este congreso.
El viernes por la tarde solo me interesaba una ponencia. Ya se había presentado unas horas antes el CIID y había dado su charla Donald McVicar, miembro del subcomité técnico de International Board. No sé qué contó, porque a esas horas yo todavía andaba escondido, pero mejor no aventuro nada, no sea que alguien se moleste más todavía y no llegue con vida al II Congreso.
Por la tarde acudí a la sesión que presentaban José Luis Lesma López y Pablo Burillo Naranjo, sobre "La influencia de la Tecnología en el árbitro a través del tiempo". No sabía qué me iba a encontrar, pero fue una buena introducción para lo que me esperaba al día siguiente. Lesma y Burillo hicieron un repaso histórico de la figura del árbitro y de las tecnologías aplicadas al arbitraje. Me quedo con una de sus frases "Los árbitros siempre damos la bienvenida a la tecnología en el fútbol". ¿Habéis leído bien, señores de la asociación de la prensa? Los árbitros quieren tecnología. Y por lo visto en este fin de semana, los dirigentes también la quieren. ¿Entonces? Pues lo que falla es la propia tecnología, que todavía no está suficientemente desarrollada. Así que no os preocupéis, porque de aquí a no mucho ya podremos ver a los árbitros correteando por el campo con la mirada fija en un ipad donde les irán retrasmitiendo el partido que están arbitrando. Con repeticiones y todo, eso sí. Entre que la sesión de arbitraje era la última del día, que al presentador de la mesa redonda anterior se le olvidó lo que venía detrás ("con esto terminamos las conferencias de hoy"), y que iban a hablar de arbitraje, no mucho gente pudo disfrutar de por dónde van las investigaciones a día de hoy, o de cómo tiene que ser el entrenamiento de un equipo arbitral, todo ello salpicado con datos numéricos, como no se podía esperar menos de dos profesores universitarios.
Como el viernes no vi peligrar mi vida, decidí probar a ir el sábado por la mañana, toda ella dedicada al arbitraje. Yo creí que sabía algo sobre árbitros y arbitraje, pero la sesión matutina del sábado me demostró que no tengo ni idea. No sé si los árbitros son buenos o malos, pero lo que aprendí es que hay mucha gente en este país pensando en cómo mejorar la labor arbitral, y me sorprendió.
La mañana comenzó con la presentación del "Manuel de Ejercicios Integrados y Lenguaje Corporal". Hasta hace unos años, el entrenamiento de un árbitro era salir a correr dos o tres días por semana y, quizá, no comer demasiadas grasas. Después llegaron los preparadores físicos, que fueron convenciendo a los árbitros de que tenían que hacer algo más: un poco de velocidad, calentamientos y estiramientos, y a seguir comiendo pocas grasas. Hoy en día ese aspecto ya está totalmente superado. Los árbitros (a partir de ahora hablaré solo de los árbitros de élite, catagorías nacionales en España, por ejemplo, porque es donde está el dinero) son deportistas de élite y, como tal, tienen que tener una preparación muy completa.
Al aspecto físico, que fue el primero en desarrollarse, se le unió el entrenamiento técnico, que ha pasado de unas aburridas clases con pizarra a unas aburridas clases con powerpoint, hasta llegar al presente, donde las clases se han sustituido por trabajo técnico en el campo con jugadores reales. El penúltimo en llegar ha sido el entrenamiento psicológico, con vistas a mejorar los aspectos mentales del árbitro: confianza, control de jugadores, gestión del error...
Como no podemos saber de todo, cada tipo de entrenamiento tiene unos entrenadores distintos. Y llegó el problema: los dirigentes arbitrales reunieron a los distintos entrenadores y les preguntaron cuánto tiempo necesitaban a la semana para desarrollar sus trabajos. "Pues yo necesito diez horas", "eh, que a mí me hacen faltan unas ocho", "vale, pero a mí me tenéis que dejar unas doce, además del trabajo que tienen que hacer en casa", "es verdad, el trabajo en casa, pues a mí súmame cuatro o cinco más". A alguien se le ocurrió sacar una calculadora, hacer unas cuentas... Y no salían. No había horas para tanto entrenamiento, salvo que los árbitros entrenaran la mayor parte del día.
Todos estos problemas se los empezó a encontrar García-Aranda durante su época en FIFA. ¿Cómo hacemos para poder entrenar todos estos aspectos y no sobrecargar a los árbitros? En todas las reuniones hay un tipo que pasa todo el rato jugando al tetris en el móvil. Ponedle el nombre que queráis, pero por aquel entonces hubo uno que no se le ocurrió mayor tontería que decir "¿Y por qué no entrenan todo a la vez?". Yo le he llamado 'tipo' y he hablado de 'tontería', pero imaginaos lo que le dijeron sus compañeros de reunión. Pero como no encontraban otra solución, venga, a hacerlo todo junto. Y desarrollaron lo que han llamado "Ejercicios integrados", que no deja de ser entrenar todo a la vez.
Parece que la cosa funciona. Según nos contaron algunos de sus inventores, la cosa no fue fácil, porque todos seguían queriendo una parte mayor del pastel (léase tiempo), pero tras muchas reuniones, pruebas, discusiones y errores, han llegado a lo que ellos creen que es el mejor entrenamiento para un árbitro. Y todos tan contentos, hasta que a alguien se le ocurrió levantar la mano y decir "oye, ¿y qué pasa con el lenguaje corporal?".
El lenguaje corporal es importante. Con un solo gesto el árbitro tiene que mostrar a todo el mundo (jugadores, técnicos, periodistas, espectadores) qué ha pitado, pero a la vez tiene que apaciguar ánimos. O tiene que hacer notar a los jugadores que tiene todo controlado, mientras da la razón a dos jugadores contrarios. O tiene que parar una tangana sin tocar a ningún jugador, mientras trata de convencer a los dos entrenadores de que no sigan metiendo presión a la jugada.
Hubo más reuniones, claro, y llegaron a un resultado definitivo, que es lo que nos presentaron en el congreso. El "Manual de Ejercicios Integrados y Lenguaje Corporal", que detalla unos cuantos ejercicios de entrenamiento para tocar todos estos aspectos que acabo de comentar. Todos. Juntos y a la vez. Lo han conseguido. Tengo que añadir, para los despistados y malpensados, que casi todo el trabajo lo han hecho españoles. Algún irlandés, algún mexicano, algún argentino y muchos españoles.
Tras esta presentación, unos minutos de descanso. En ellos, además de vigilar el auditorio por si alguien demostraba un interés especial sobre mí, aproveché para hacer relaciones sociales. En un momento dado me hice el encontradizo y choqué a propósito con Díaz Vega. Joder, he tocado a Díaz Vega. Él se giró, me miró, yo musité un "perdón" mientras bajaba la cabeza y seguí mi camino. ¡He tocado a Díaz Vega! Intenté la misma técnica con Medina Cantalejo. Si lo conseguía, podría decir que conocía a dos de los mejores árbitros españoles de la historia. Así que me acerqué por detrás al sevillano... y apareció Medina Hernández interponiéndose en mi camino. No me habló, pero al ver su mirada tuve el feeling de que me quería decir "ni se te ocurra". Bueno, no todos los días se tiene la oportunidad de confratenizar con Díaz Vega.
Del que sí que me hice amigo fue de un asistente de segunda. Yo necesitaba salir del salón de actos "Luis Aragonés" y él estaba sentado junto al pasillo. Le dije "¿Me permite?" y él me contestó "Claro", apartándose un poco para que yo pasara. Joder, qué tío más majo. A ver si llega lejos y puedo decir que un pope del arbitraje me habló.
Vale, vuelvo a lo importante. La siguiente charla fue una presentación tecnológica, el Referee Feedback y el Referee Channel. Las ha desarrollado una empresa española, me dicen que un spin-off de la Universidad de Las Palmas, pero esto último no lo tengo comprobado, así que no me hagáis mucho caso.
Es habitual en las grandes competiciones ver entrenar a los asistentes. Se ponen en la banda, los jugadores realizan una jugada y ellos levanta, o no, la bandera. El instructor a su lado, le dirá si ha acertado o no. "Bad decision, bad decision". "¿Qué? ¡Pero si ha sido buena!". "No, no, you're wrong". "Que no, joder, que no, que el rubio estaba más p'atrás". No se tienen noticias de que dos de tales personajes hayan llegado nunca a las manos, pero esto no podía seguir así. El Referee Feedback soluciona todo esto. Y solo hace falta una cámara de vídeo y una 'tablet'. La cámara graba la jugada, un software la analiza y la envía enseguida al tablet del instructor, que puede enseñarle en unos segundos al asistente si ha acertado o no. "Do you see it, idiota? You were wrong!". "Lo siento, míster, es que yo creí...". Es verdad que el Referee Feedback no ayuda por sí mismo al asistente, porque el ok, o no, se lo da después de la jugada, con lo que nada se puede hacer, pero con los datos que aporta, asistentes e instructores pueden discutir después qué se está haciendo mal (o bien, que es lo general) en cada etapa del entrenamiento.
El Referee Channel tiene más enjundia. El sábado, tuiteando el congreso, yo decía que es una "potentísima red social para el arbitraje". Sigo pensando lo mismo, aunque aquí, sin la restricción de los 140 caracteres, puedo añadir algo más. Más que una red social, el Referee Channel es una plataforma. En ella los árbitros, dirigentes, instructores, etc., pueden relacionarse sin necesidad de verse las caras. Y esta plataforma tiene todas las prestaciones que se os puedan ocurrir. Se pueden ver partidos en directo, permite hacer clips de vídeo en tiempo real, catalogarlos, comentarlos, archivarlos, permitir que los vean todos los usuarios o solo unos pocos o solo uno, tiene zona de algo parecido a un chat, o un foro. Se pueden comentar jugadas, partidos o los distintos clips de vídeo. Se pueden archivar los informes de los partidos. Con esta tecnología es posible que un árbitro pite un partido y cuando acabe de ducharse ya puede leer los comentarios de su instructor, con los clips de vídeo concretos. Y lo mejor es que el árbitro puede estar en el Mundial de Sudáfrica y el instructor en sus vacaciones caribeñas.
Tras esta charla tecnológica, necesitaba un descanso. Así que aproveché otra charla más tecnológica todavía y me fui a tomar un café. Allí me enfrenté con la realidad: me habían localizado y seguido. En la cafetería me rodearon unos cuantos agentes enemigos. Estaban 'el machaca' y 'el marine', e imaginaos por qué les llaman así. Glup. Por ahí también andaba 'el pedigüeño', que se empeñaba en que le ascendiera de categoría. Él hacía de poli bueno, aunque no dejaba de mirar de reojo a 'el jefe', esperando una orden de ataque, sin duda. Ah, 'el jefe'. Ahí estaba, dominándolo todo desde una esquina, moviendo sus peones alrededor de mí. Por lo menos esta vez se había cambiado la camisa. Había unos cuantos más a los que no identifiqué. Alguna vez los he visto en la tele, corriendo las bandas con su banderín en la mano, pero ¿quién coño se sabe el nombre de los asistentes? Yo los llamaré 'banderín 1', 'banderín 2' y 'banderín 3'. Me olvidaba, también estaba por allí 'el científico'. Este es el más peligroso, porque seguro que sabe de venenos y sueros de la verdad.
Salí corriendo en cuanto pude y me metí en la oscuridad del salón de actos, donde no podrían encontrarme, aprovechando que empezaba la última sesión de la mañana para el congreso y la última sesión para mí. Solo puedo decir que me impresionó la conferencia. A estas alturas de mi vida no soy capaz de decir si los árbitros son buenos o malos, si el arbitraje ha mejorado o no con el paso del tiempo, si las nuevas reglas mejoran o no el juego, pero con lo que he aprendido este fin de semana puedo asegurar algo: el arbitraje es totalmente profesional. Tal vez no los árbitros, pero sí el arbitraje. Cada vez hay más gente que pierde su tiempo pensando en cómo mejorarlo. No, no se dedican a quién es el mejor, o quién es el más idóneo para este partido, o quién tiene que ascender y quién no. Me refiero a pensar sobre el Arbitraje.
La siguiente charla tenía el oscuro y académico nombre de "Análisis biomecánico de partidos". El ponente, profesor e investigador de la Politécnica de Madrid. ¿Profesor de qué? Pues de Biomecánica, claro. Lo que quiera que signifique eso. El caso es que su grupo de investigación ha creado una herramienta digital para analizar todos los aspectos del arbitraje. ¿Cuánto corre un árbitro? ¿Dónde se encuentra en cada momento del partido? ¿Ha acertado en la jugada? Y las mismas tres preguntas, para los asistentes. Es verdad que su labor la vienen realizando desde hace tiempo los periodistas y los comentaristas arbitrales de los medios, pero el hecho de venir del mundo universitario hace que todo lo que contó tuviera un tufillo más científico de lo normal.
Lo que ha logrado este equipo es algo único en el mundo. ¿Os he dicho ya que pertenecen a una universidad madrileña? Mediante unos algoritmos matemáticos, pasados por el tamiz de un potentísimo software diseñado por ellos, han conseguido traducir cada 1/50 de segundo de juego en una serie de variables matemáticas que nos indican la posición de cada protagonista del partido: árbitros, jugadores y balón. Repito, cada 1/50 de segundo; es decir, para los de letras, que cada segundo lo han dividido en 50 partes iguales de tiempo y en cada una de ellas fijan la posición de los actores. Esto, dicho así, no pasa de ser un entretenimiento matemático, pero lo importante llega cuando analizan los resultados.
Por ejemplo, han podido comprobar científicamente que la distancia óptima a la que el árbitro debe estar en cada jugada para cometer un error mínimo es de 11 a 15 m. Esto quiere decir que si el árbitro está más cerca es más probable que falle. Y si está más lejos, falla mucho más. Tras el estudio que hicieron en la pasada Copa del Mundo, llegaron a la conclusión de que los árbitros estuvieron a una distancia media de 14,58 m de las jugadas, por lo que los árbitros hicieron todo lo posible por maximizar sus aciertos.
Esta tecnología mide los fueras de juego, pero no solo la posición del atacante respecto al defensor, sino la del asistente respecto a la línea del último defensor y el ángulo de visión balón-asistente-atacante. Con todos estos datos y los aciertos y fallos, serán capaces de crear una teoría sobre dónde es mejor que esté posicionado el asistente. Parece lógico pensar que será en línea con la jugada, pero a lo mejor los datos nos sorprenden y nos dicen que tiene que estar un metro adelantado o retrasado con respecto al último defensor, o que tiene que estar en línea con el atacante, o... Estas son elucubraciones mías, porque todavía no han analizado esta parte del juego, pero la posibilidad está ahí. Es en lo que andan ahora trabajando los científicos españoles para mejorar el arbitraje.
Y aquí acabó mi experiencia en este congreso. Por el Planet pasé poco y porque se equivocaron en la entrada. Muchos stands, mucha empresa tratando de vender su tecnología, muchas asociaciones nacionales mostrándonos qué están haciendo en los distintos países... y los últimos trofeos ganados por España, la Eurocopa y la Copa del Mundo, con las que me hice la correspondiente foto. Ya digo, por error, porque si todo hubiera ido bien ni siquiera me hubiera enterado de que estaban por allí a la vista y al toque de todo el que quisiera.
Dado que hoy escribo esta larga entrada, podéis suponer que salí vivo del congreso. Pues habéis acertado, aquí sigo.
Autor:
César
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7:30
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miércoles, 8 de febrero de 2012
La colección más grande jamás juntada
Hace poco más de un año se propuso recolectar todas las escarapelas que han usado los árbitros internacionales FIFA a lo largo de su historia. Ya he escrito antes sobre esta colección, a propósito de los asistentes o de los árbitros de futsal.
Hoy, por fin, Alberto Helder ha publicado su último capítulo: las insignias de los colegiados FIFA. La historia empieza en 1950, cuando FIFA decide crear un emblema o insignia para que sus árbitros internacionales pudieran lucirlo en sus partidos internacionales. ¿Todos? No, solo los que consiguieran la categoría de árbitro FIFA; es decir, los internacionales que pitaran dos partidos de selecciones A, ya fueran oficiales o amistosos. Hasta entonces, un árbitro solo era internacional y arbitraba con el escudo de su país, el que utilizara habitualmente en su liga. Una vez conseguida la escarapela FIFA, podía lucirla con orgullo al salir de su país. Más tarde se acabó con esa categoría de superélites y todos los internacionales lucieron su insignia, tanto dentro como fuera de su país.
La colección está completa. Sin pedir permiso, aunque luego se lo pediré "a toro pasado", aquí van las primeras escarapelas de la historia en cada una de las categorías.

El que quiera ver todas las escarapelas de la historia del arbitraje FIFA, que se pase por su blog.
Autor:
César
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10:35
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martes, 17 de enero de 2012
Copa del Rey. Últimas rondas
IDA
Español-Mirandés: Mateu Lahoz
Real Madrid-FC Barcelona: Muñiz Fernández
Valencia-Levante: Paradas Romero
Athletic-Mallorca: González González
VUELTA
Mirandés-Español: Ayza Gámez
FC Barcelona-Real Madrid: Teixeira Vitienes, F.
Levante-Valencia: Iglesias Villanueva
Mallorca-Athletic: Del Cerro Grande
Las dos designaciones que más me han sorprendido son la de Iglesias y la de Del Cerro, los que les pone en primera línea para conseguir la escarapela al final de esta temporada. También está designado González González, pero este ya la rozó al final de la temporada pasada, por lo que sigue siendo un candidato fuerte.
Muñiz y Teixeira se llevan los premios de los clásicos, aunque desde el maratón del año pasado no sé si considerarlo un premio o un "ah, se siente".
Partido de cuartos para Mateu, quizá porque ya no quedan muchas oportunidades y hay muchos candidatos. Volverá a pitar en semifinales y alguna final, pero todavía hay tiempo.
Los otros dos partidos para dos veteranos, Ayza y Paradas, que pueden estar contentos con estas designaciones.
¿Y a partir de ahora? Solo quedan cinco partidos. Normalmente los partidos restantes deberían de pitarlos árbitros internacionales, salvo que se quiera premiar a algún 'nacional'.
Cinco partidos y unos cuantos candidatos: Undiano Mallenco, Velasco Carballo, Iturralde González, Clos Gómez y Fernández Borbalán. ¡Anda, qué casualidad! Cinco partidos y cinco internacionales. ¿Será tan fácil? ¿Se olvidará don Victoriano de que Turienzo Álvarez se retira este año?
Si no contamos a Turienzo, que quizá no está ahora en sus mejores momentos, ya tenemos las designaciones hechas. ¿O se quedará algún internacional sin pitar desde los octavos de final?
La final de este año debería de ser para el asturiano Muñiz Fernández, aunque con su designación de cuartos, no sé, no sé. La probabilidad de que Real Madrid o FC Barcelone alcancen la final es muy alta. ¿Pitaría otra vez a uno de los dos equipos en la final? Todavía tiene posibilidades, pero eso dejaría fuera de los últimos partidos a uno de los FIFA y eso me resulta más raro.
Si no la pita el asturiano, por ahí anda al quite el madrileño Velasco Carballo. Aunque para qué quemarle antes de la Euro. Todavía le quedan un par de años para pitar su final de Copa, que puede no tener gracias a los equipos madrileños. Si este año no se clasifica el Real Madrid, sería una buena oportunidad. Teixeira Vitienes y Clos Gómez tampoco han arbitrado nunca una final de Copa y no se puede demorar mucho más la cosa. Quizá Teixeira lleve un poco de ventaja, pero está en el mismo caso que Muñiz: arbitrará el FC Barcelona-Real Madrid de cuartos. También anda por ahí Fernández Borbalán, que podría ser un 'tapado' de garantías. Yo casi que me atrevería a votar por el almeriense, ¿eh?
¿E Iturralde González? ¡Ay, Iturralde González!
Autor:
César
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11:17
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martes, 20 de diciembre de 2011
Sueños polaco/ucranianos
La mesa (y el meeting) la presidirá Ángel Villar, presidente de los árbitros europeos, que tendrá a su derecha al turco Senes Erzik, vicepresidente, y a su izquierda a Pierluigi Collina, el Chief Refereeing Officer, que es algo así como el refereeing officer en jefe. Porque también tenemos otros dos Refereeing Officers, aunque no con mando en plaza, que son el escocés Hugh Dallas y el francés Marc Batta. Me imagino que estos se sentarán junto a Collina, por aquello de que los officers siempre es mejor que estén cerca del chief officer. Vale, lo siento, ya sé que Tom Clancy escribe mejor de estas cosas, pero creo que a él le gusta menos el arbitraje.
Diez hombres se repartirán el resto de los puestos de comensal: el inglés David Elleray, el sueco Bo Karlsson, el eslovaco Jozef Marko, el esloveno Vladimir Sajn, el holandés Jaap Uilenberg, el griego Kyros Vassaras y los debutantes en estas lides de comilonas pre-Euro el ruso Iouri Baskakov, la checa Dagmar Damková, el alemán Herbert Fandel y el suizo Kurt Zuppinger.
Estos quince miembros del Comité de Árbitros de UEFA serán los encargados de decidir qué árbitros acudirán a la Eurocopa del verano que viene en Polonia y en Ucrania. Tendrán que elegir a 12 colegiados élite, a los que consideren los doce mejores para impartir justicia en el gran acontecimiento europeo de selecciones. También elegirán a dos árbitros asistentes por cabeza, por aquello de que no se sientan muy solos y de que puedan hablar en su idioma de vez en cuando. Por qué no, también dirán qué cuatro colegiados europeos actuarán como cuartos árbitros en esta edición. Serán árbitros jóvenes, con proyección, a alguno de los cuales veremos en próximos campeonatos.
Internet está llena de apuestas. ¿Irá Skomina o Eriksson? ¿Tendrá su oportunidad Atkinson o seguirán confiando en Webb? ¿Algún árbitro local participará como cuarto árbitro? Son todas preguntas lícitas, a las que nos contestarán dentro de unas horas.
Mientras tanto, dos españoles estarán pendientes del teléfono. Por favor, pesados abstenerse. Hoy Alberto Undiano Mallenco y Carlos Velasco Carballo no quieren llamadas de nadie, salvo del capo Collina. Para bien o para mal. ¿Me oís gente de Movistar o de Vodafone? He dicho llamadas de nadie. Se lo han ganado en el campo, así que, por un día, no les molestéis.
No puedo imaginarme el día que van a pasar nuestros dos colegiados Elite, pero menos mal que los médicos de la federación, de UEFA y de FIFA les han dado el OK a sus corazones en varias ocasiones. Cuando llegue la hora, los dos empezarán a recibir llamadas de teléfono y mensajes de correo electrónico, algún SMS (¡qué antiguo!) y unos cuantos wassap, que ahora están de moda y son muy cómodos.
Uno recibirá llamadas de todo el mundo, qué grande eres, maestro, ya lo sabía yo. Joder, a ver si me traes unas muñecas kalashnikov de Rusia, estírate un poco. Oye, acuérdate de mí, que siempre te he apoyado, ¿eh? Venga, chaval, felicidades.
El otro recibirá llamadas de sus amigos, de su gente, de los que le quieren. No le dirán qué grande eres, porque ya se lo han dicho muchas veces antes, cuando solo eran Carlos o Alberto y buscaban en la prensa de entresemana la crónica de su partido de regional o de tercera.
Uno disfrutará la Euro con traje y corbata, y seguirá recibiendo mensajes, qué hay de lo mío, figura, oye, las muñecas que tengan tonos rojizos, que me van bien con el sofá. Venga, que ya sabes lo bueno que eres.
El otro verá la Euro en la tele, con sus hijos, enseñándoles lo bonito que es el fútbol. Y si reciben alguna llamada, será de algún amigo, de los de verdad, a ver si lleva cerveza con o sin alcohol.
Ojalá pudiera llamar yo a alguno de ellos, pero ni me gustan las muñecas kalashnikov ni me gusta la cerveza, así que me conformaré con estar atento a internet, esperando el comunicado oficial de UEFA, y alegrándome porque tengamos dos árbitros con la esperanza de que suene el móvil.
Eso sí, pase lo que pase, estoy seguro de que ellos hablarán hoy. Uno felicitará al otro y el otro entenderá al uno, porque ellos pasan de nosotros, de los undianistas y de los velasquistas. Se han cambiado en el mismo vestuario, se han quejado de los mismos dolores y, aunque no lo reconozcan, seguro que se han acordado de Díaz Vega y de sus pruebas de campo alguna vez.
Esto no acaba aquí, por suerte para ellos. Los dos son precandidatos al Mundial de Brasil 2014. Para eso falta mucho, dos años y medio, y harán muchos amigos y les enviarán muchos mensajes y algunos les pedirán que les traigan botellas de ron.
A ver si tengo suerte y para 2014 ya puedo pedir mi botella de ron, qué grande eres, ya lo sabía yo. O llamar para ver qué cerveza prefiere mi amigo. Si ellos sueñan, yo también tengo derecho a ello, ¿no?
Va por vosotros, maestros.
Autor:
César
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7:40
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viernes, 16 de diciembre de 2011
Entrevista - Victoriano Sánchez Arminio
Mi primera preocupación se disipó en cuanto vi a los primeros miembros del Comité Técnico de Árbitros: la corbata. Toda la noche anterior estuve sopesando si ponérmela o no. Al final, mi vergüenza a las risas de mis compañeros de trabajo pudieron con la idea que tenía de cómo presentarme ante el presidente del CTA. Fui sin corbata. Y acerté. Uno está acostumbrado a ver a los árbitros en la tele, vestidos de corto o con corbata; fotos de federativos en actos públicos y no tan públicos; en fin, que supuse…
Nada, decidí. Sin corbata. Si me echaban de allí, por lo menos me llevaba una visita a los exteriores de la Ciudad del Fútbol de la RFEF, una conversación con los de seguridad de la entrada y un paseo por toda Las Rozas, carreteras aledañas incluidas, gracias a mi pericia para no conectar el navegador GPS cuando debía. Incluso pude atisbar, a través de unos ventanales, la planta baja del edificio que alberga el sancta sanctorum del arbitraje español. Poco era, desde luego, pues las oficinas están en la planta alta, pero ahí estaba.
Tras salir del ascensor, sonreí. Ya podían echarme, que tenía todo lo que quería: había llegado hasta allí sin problemas de tráfico, había conocido un nuevo pueblo y tenía ante mis ojos una oficina más bien funcional, que era el CTA porque allí me había dirigido, pero que también podría haber sido una empresa de importación-exportación, como se decía antes.
Estaba nervioso, no voy a negarlo. Mis comentarios sobre el CTA en este blog no han sido todo lo benévolos que ellos querrían, ni todo lo maliciosos que se pueden leer en otros sitios, también es verdad, pero cuando el secretario general me recibió con una sonrisa y me enseñó todo aquello, volví a ponerme las gafas. Sí, me las había quitado. Nunca se sabe qué me podía pasar y no está la economía como para ir tirando pares de gafas así como así.
La visita empezó en la sala de juntas, donde junto al televisor de pantalla plana en el que los miembros del comité ven a sus árbitros, me encontré con una maravillosa colección de fotos de nuestros árbitros internacionales. Allí estaban Mateu, Clos, Burrull, pero también García Fernández, Escartín Morán o González Echeverría. Me imagino que os dará risa leer esto, pero por fin pude ponerle cara a muchos nombres con los que convivo desde hace años.
Y así, entre saludos y presentaciones a vocales del comité, asesores jurídicos y el escaso personal que quedaba en el comité, además de un vistazo rápido al sillón desde el que Pedro Galán dirige a nuestros árbitros de fútbol sala o el lugar donde Manuel Díaz Vega se inventa una nueva prueba física con la que castigar a sus chicos, llegamos a La Puerta. Ahora mismo la recuerdo roja, con una pequeña placa de plástico donde dice Presidencia, pero no lo puedo asegurar, porque la duda sobre la corbata me volvió a asaltar.
Lo primero que hice cuando entré en el despacho de don Victoriano Sánchez Arminio fue mirar hacia la esquina opuesta y cerrar los ojos. Allí estaba, tras su mesa, la maldita corbata. Por suerte, siguiendo el consejo de mi mujer, acudí a la cita con americana. De pana, eso sí, que da una imagen mucho más intelectual. No lo puedo describir muy bien, pero haceos una idea: yo, mi americana de pana, mis gafas, mi cuaderno de rayas, un portaminas y varios folios llenos de preguntas para lo que se suponía que iba a ser la entrevista de mi vida.
De mi vida, fue, desde luego, aunque tengo serias dudas sobre lo de entrevista. Fijaos como sería, que es imposible que la transcriba en modo pregunta/respuesta. Así que, simplemente, os contaré lo que ocurrió en aquel despacho del Comité Técnico de Árbitros, donde Victoriano Sánchez Arminio desplegó toda su experiencia como comercial, allá por su tierra hace tantos años, para engatusarme y tejer una tela de araña a mi alrededor. Ya os habréis empezado a reír, pero a mí no me hizo tanta gracia. Joder, que le compré la enciclopedia y me dejé la mitad de preguntas sin hacerle. Y eso es poco profesional, ¿verdad?
A partir de ahora mezclaré mis impresiones, mis supuestas preguntas y sus respuestas, sin orden ni concierto. Saltaremos de un tema a otro, volveremos a algo anterior y dejaremos algún asunto inconcluso, porque así son las charlas, que no las entrevistas. Por cierto, para los malpensados, solo aquello entrecomillado podréis achacárselo al presidente: son sus palabras y así quedarán escritas. Todo lo demás es culpa mía.
Tras sentarme, sacar mis bártulos de plumilla advenedizo y echar un vistazo alrededor, empecé con la pregunta obvia en un martes post-clásico.
“Muy bien, muy bien”.
Si había esperado que el presidente me hiciera una lista con los errores de Fernández Borbalán, puedo seguir esperando.
“Hizo un arbitraje muy bueno”.
Lo intenté un poco más.
“Sí, es verdad, pudo fallar en alguna jugada, pero la impresión general fue muy buena. Supo estar en su sitio. ¿Fallos? ¿Por qué siempre nos quedamos con los fallos? A mí no me importa la crítica. Incluso me gusta si es constructiva, pero también me gustaría que se resaltaran los aciertos del árbitro. Nadie habla de los aciertos. Por eso me vi obligado el domingo a hablar en la prensa, para decir lo que nadie había dicho, que Fernández Borbalán estuvo muy bien en el clásico”.
Le pregunto por un supuesto fuera de juego en el segundo gol del Barça, que parece que es lo que está llenando en las últimas horas las pantallas de los ordenadores.
“¿Fuera de juego? El que conoce la regla, la nueva regla, no puede hablar de fuera de juego. No podemos estar siempre detrás del árbitro. A ver dónde falla, a ver qué se le ha olvidado. Pero si a veces ni siquiera se ponen de acuerdo los periodistas tras ver la jugada varias veces en televisión”.
Al presidente se le nota cabreado con este tema. No entiende la presión a la que el ‘entorno’ somete a los árbitros. Bueno, o sí la entiende, y eso es mucho peor.
“Es que ni siquiera contrastan las informaciones. Escriben o dicen lo que quieren sin comprobar si están en lo cierto o no. Aunque es normal, porque cada vez hay menos información deportiva”.
¿Demasiada opinión?, le pregunto.
“Sin duda, ahora todo es opinión. Pero una opinión de aficionado, de seguidor de un equipo, en la que es más fácil atacar al árbitro que hacer autocrítica”.
Aquí dice algo sobre lo que ya ha hablado en otras ocasiones.
“Fíjate en que el árbitro es el único participante en el fútbol que no tiene afición, nadie le apoya y nadie quiere comprender cuál es su labor”.
Pero don Victoriano, algún hilo tendrán con los medios, ¿no? Ante alguna campaña concreta contra algún árbitro, podrán hablar con ellos y explicar su postura.
“No, no tenemos ninguna relación con ningún medio. Si acuden a nosotros, les atendemos; pero no somos nosotros los que vamos a hablar con ellos”.
No seré yo quien defienda a los periodistas deportivos españoles, pero pongo en duda que todos sean tan malos, a ver por dónde sale el presidente.
“Hombre, todos malos no son. Hasta que nos dejó, mi relación con mi paisano [Juan Manuel Gozalo] era muy buena. No siempre estábamos de acuerdo, pero se podía hablar con él y siempre escuchaba. Luego decía lo que quería, pero se preocupaba de preguntarnos nuestra opinión”.
¿De las nuevas generaciones?
“Ramón Fuentes y Miguel Ángel Álvaro son dos periodistas que me gustan. Cuando escriben de nosotros lo hacen con respeto, aunque tengan que criticarnos”.
Isaac Fouto, me atrevo a añadir yo, metiéndome por medio de su discurso.
“Claro, claro, otro igual. Pero son muy pocos, entre todos los demás”.
El presidente da esta batalla por perdida. Los medios son lo que son y hacen lo que hacen. Y por mucho que lo intenten los árbitros, no van a cambiar. Le recuerdo al presidente por la prohibición de hablar que tienen los árbitros y si eso no les está perjudicando.
“En absoluto. A lo de la prohibición y a lo de que les perjudique. Los árbitros pueden hablar cuando quieran, siempre que no sea de cuestiones técnicas”.
Por cuestiones técnicas entiendo jugadas concretas, pero le recuerdo al presidente que ese ‘pueden hablar’ implica que hay algo detrás, que alguien vigila lo que dicen.
“No, no. Verás, la prohibición de hablar, si quieres llamarlo así, vino de ellos. En una reunión me dijeron ‘Presi, queremos que saques una circular con esto y con esto’. Y me pareció bien. Salió de ellos. Se dieron cuenta de que los medios solo les quieren para crear más polémica, que solo quieren hablar de lo negativo y de que sus declaraciones les perjudican más de lo que les favorecen. Esa era mi idea anterior, pero esta vez fueron ellos los que se autoimpusieron el silencio”.
Vaya, pensé, los árbitros discuten entre ellos y plantean cosas al presidente.
“Sí, hombre, sí. En las reuniones me gusta mucho que hablen, que opinen. Estos árbitros están muy preparados, como árbitros y como personas, y entre todos surgen buenas ideas”.
Hablando de la prensa no puedo obviar un tema que ya cansará a los que leéis habitualmente le blog: los comentaristas arbitrales.
“No hay peor cuña que la de la propia madera”.
Ahí alzo las cejas, porque no es normal tirar piedras contra el propio tejado, aunque sean expiedras o extejados.
“Por lo general están muy desfasados. No conocen a fondo las nuevas normas. Pueden habérselas leído, pero no han estado en nuestras reuniones donde las analizamos, las estudiamos y decidimos unificar una solución a cada jugada. Algunos comentan con reglamentos y actitudes de hace muchos años. Hace poco oí algo a un exárbitro… Pero, por favor, si eso hace años que no está en vigor”.
Por ahora la entrevista va bien, me está diciendo lo que yo quiero oír, o sea que todos contentos.
Le comento medio en broma que antes de ir a verle, pregunté a varios árbitros sobre Victoriano y que había dos frentes: los que le tachan de ‘padre’ y los que lo hacen de ‘padrazo’. ¿Cómo se consigue eso siendo el tipo que decide quién sigue arbitrando y quién no? Me oye, medio sonríe y hace un gesto como de no saber por qué lo dicen.
“Quizá porque soy así, quiero ser como un padre para ellos. Les mimo, les mimo y les castigo. Les digo todo lo que tengo que decirles; si hay que darles un palmadita en la espalda, se la doy; si tengo que salir en la prensa a defenderles, lo hago. Y cuando les llamo y les digo ‘vas a estar un mes en el banquillo’, también lo hago. Y les explico por qué. Y ellos pueden estar de acuerdo o no, pero entienden por qué lo hago. Yo les mimo, pero con rectitud. Siempre busco lo mejor para la persona y me gusta discutir con ellos”.
Ya sé que es poco creíble, por el timing, pero ocurrió tal como lo cuento: mientras defendía su papel de ‘padre’, recibió una llamada y tuvo la amabilidad de dejar puesto el altavoz para que yo la oyera. Era de un árbitro que tras mucho tiempo lesionado, con operaciones incluidas, había conseguido entrenar sin sentir ningún dolor. Debo añadir que al árbitro se le oía muy emocionado.
“Me alegro mucho, mucho. Tú ahora tranquilo, ¿me entiendes? No pienses en nada, ni en temporada ni en nada. Solo piensa en entrenar tranquilo, poco a poco. Tú temporada ya está hecha. Lo que quiero es que cuando vuelvas estés al 100% y sin dolores. Si arbitras este año, mucho mejor, pero ve poco a poco, sin prisas. Sabes que estoy aquí cuando lo necesites, así que no pienses en nada más”.
Ahí terminó la conversación. El árbitro volvió a compartir su alegría con el presidente, este volvió a tranquilizarle una vez más, se felicitaron las próximas fiestas navideñas y yo comprendí perfectamente eso de ‘padre’. Lo de ‘padrazo’ no, porque no le cantó lo de ‘sana, sana, culito de rana’, pero quizá porque no le tenía a mano, que si no…
“¿Ves? Esto es lo que te decía, yo soy así. Me preocupo mucho por mis chicos. Eso sí, cuando hay que dejarlos en el banquillo, soy el primero en llamarles. Y en explicárselo”.
Sí, eso parece, le digo, pero ante el comité de competición o de apelación no les defiende tanto.
“Ay, los comités. Qué difícil nos lo ponen. ¿Que no les defiendo? Solo el presidente de la RFEF sabe la de veces que le he pedido que haga algo. Esto no puede seguir así. No puede ser que nos hagan esto”.
¿Que les dejen con el culo al aire?
“Exacto, eso es. ¡Es que hasta nos están pidiendo que hagamos valoraciones en las actas! Eso está prohibido, pero nos lo piden. Quieren que además de decir qué ha pasado digamos por qué ha pasado. Eso es su trabajo. Que lo hagan ellos. Que recurran a la televisión, a los vídeos, pero nosotros no podemos estar valorando cada jugada. Suficiente tenemos con verlas”.
El presidente se está refiriendo, sin duda, al tema tan actual de la quinta amarilla.
“El árbitro solo puede amonestar al jugador si considera que debe hacerlo. Luego debe ser el comité el que decida si ese jugador ha provocado la tarjeta o no. Ellos son los que saben de leyes”.
¿Y qué se puede hacer ante eso?
“Lo único que le pido al presidente de la RFEF es que los comités sancionen pensando en el fútbol, pero no solo en el fútbol profesional, sino en todo el fútbol. El fútbol base, el de niños, cada vez lo tiene más difícil por culpa de muchas de sus sanciones. Los árbitros de fútbol base cada vez se quejan más de que los jugadores imitan demasiado a sus ídolos y como el comité no actúa contra ellos, los pequeños se ven legitimados en sus actitudes. Esto tiene que cambiar, aunque no sé si lo conseguiremos. Por ejemplo, el tema de los codazos. Se está pasando de un fútbol de patadas a un fútbol de codazos, quizá porque los árbitros ya controlan muy bien lo que ocurre de cintura para abajo. Por eso ahora utilizan más los brazos. Los árbitros saben cuándo hay que amonestar y cuándo hay que expulsar, pero si luego llega el comité y rebaja las tarjetas… Ahí ya no podemos hacer nada, salvo quejarnos. Y seguir viendo codazos”.
Veo que este tema calienta al presidente y tampoco es mi intención cabrear a quien tan bien me ha recibido en su casa, así que cambio el tercio. Aprovechando que ha hablado del fútbol base y de sus árbitros, le pregunto por esos árbitros jóvenes que quieren llegar arriba. ¿Qué necesitan?
“Ante todo ser buenas personas”.
Esto es lo último que me esperaba. Después de leer tanto sobre psicología arbitral, control de partidos, forma física… Le pido una explicación.
“Si no estás formado como persona, no puedes ser buen árbitro. Por supuesto, necesitamos árbitros muy bien preparados físicamente, porque el fútbol actual así nos lo pide. Deben conocer el reglamento al dedillo, todas sus leyes y todas sus trampas. Pero, para mí, lo importante es la persona. ¿Cómo se comporta como árbitro? Se sabe las reglas, ¿pero tiene la inteligencia de saber aplicarlas a ese partido en concreto? ¿Sabe lo que tiene que hacer y no hacer dentro y fuera del campo? Además, algo que me parece importantísimo en un árbitro: que sea valiente. Yo la valentía la valoro mucho”.
¿Pero a qué se refiere en concreto?
“Los árbitros jóvenes tienen que entender que cuando van por ahí no son árbitros. Son representantes de un colectivo y que lo que ellos hagan puede repercutir en todos los demás. Si un árbitro llega desaseado a un partido, eso influye en la imagen que la gente tiene de los árbitros en general. Si un árbitro sale todos los días de fiesta, o se le ve borracho por su pueblo, la gente no está viendo a un señor borracho, está viendo a un árbitro borracho y de ahí a pensar que todos son iguales va muy poco”.
¿De ahí tanta atención a la estética arbitral, a los protocolos para sacar tarjetas o mover la bandera?
“Claro, claro. Yo lo que quiero es que todos actúen de la misma forma, empezando por abajo. Así, cuando salen fuera de España, que todos puedan decir ‘este viene de España, ¿ves cómo hace esto o lo otro?’”.
Entiendo al presidente, pero le recuerdo que por la tele solemos ver a árbitros de élite con anillos o cadenas al cuello, asistentes que pasan la bandera por encima de su cabeza o que corren con la bandera en la mano cambiada… Me interrumpe.
“Pero no creo que tu veas hacer eso a los españoles. Aquí les inculcamos desde jóvenes unas maneras a la hora de arbitrar. Cuando llegan arriba llevan tantos años haciéndolo así, que no les supone ningún esfuerzo. Yo busco una uniformidad arbitral. ¿Qué es eso de llegar al campo con los auriculares puestos?”.
¿…?
“Sí, eso ha pasado y no me gusta nada. Puede parecer que me quiero meter en la vida de la gente, pero no. Solo quiero que un árbitro parezca un árbitro, no alguien más que va a un campo de fútbol. Si quieren respeto de los jugadores y de los aficionados, tienen que ganárselo en todas las facetas de la vida”.
Quizás a esto se refiere cuando habla de ‘ser buenas personas’. Tal vez es un concepto, como lo ve don Victoriano, un poco anticuado, pero es su concepto. A lo mejor tampoco pide tanto.
“Solo pido que cuando estés en los alrededores de un campo de fútbol, la gente te vea y pueda decir ‘ese tiene que ser el árbitro’”.
Visto así, quizá tenga razón. O quizá no, pero él es el que manda y lo quiere así. Y lo explica, que es lo importante. Intento que me cuente un poco más qué es lo que quiere.
“Quiero que los árbitros comprendan el espíritu de las Reglas del Juego y que las sepan aplicar en el campo, según cada circunstancia. La regla es una, pero el contexto de la jugada puede cambiar. Ahí es donde se ve quién es un buen árbitro: el que sabe adaptarse a cualquier circunstancia y actúa en consecuencia. Y si además acierta, llegará a lo más alto”.
El presidente me da pie a la siguiente pregunta, donde empiezo a pisar terreno resbaladizo. Ya que habla de llegar a lo más alto, le hablo de las quejas que hay por la base, de que no siempre suben los mejores, del enchufismo, de la cantidad de buenos árbitros que penan en 2.ª B…
“Aquí tenemos que diferenciar categorías. Yo solo tengo competencias desde 2.ª B hacia arriba. Lo que ocurra abajo puede gustarme o no, pero ahí no puedo meterme. Te puedo asegurar que en lo que a mí compete, siempre suben los mejores. O los que yo considero mejores. Bajar es otra historia, pero ascender, ascienden los mejores. Eso te lo digo con seguridad”.
Ya, pero a veces se habla de que si me tienen manía, de que si ese les cae mejor.
“El árbitro bueno siempre destaca. Tal vez no cuando él quiere o cree merecerlo, pero si alguien es buen árbitro va a ascender. Es cierto que en 2.ª B hay 120 colegiados y solo seis ascensos, como mucho, por lo que a veces se hace difícil decidir quién sube a 2.ª, pero ten claro que los que ascienden son igual de buenos o más que los que no lo hacen. En ese sentido estoy tranquilo. Puedo tener un criterio equivocado, pero soy consecuente con él y los árbitros lo saben. Si un árbitro destaca y lo hace varias temporadas, acabará subiendo. Lo primero que le dije al presidente de la RFEF cuando me ofreció este cargo es que conmigo, en los ascensos, no habría política. Subirían los mejores sin pensar en ninguna circunstancia externa. Y el presidente me apoyó”.
Una decisión difícil, sin duda. Como la que tiene que tomar el presidente cada julio, cuando decide quién sigue y quién no, quién sube y quién baja.
“En esos días no duermo. Con esto te lo digo todo. Es lo más duro de todo el año. Decidir quién baja y por qué. Lo importante es marcarme un criterio sobre cómo quiero que sea la plantilla de primera y ser consecuente, pese a quien pese. Es muy duro llamar a un árbitro y decirle que le vas a descender y que él te conteste ‘presi, si solo me queda un año’. ‘Lo sé, pero necesito tu plaza’. ‘Pero…’. ‘Lo siento, tú ya sé lo que me vas a dar en el año que te queda y lo que quiero ahora es probar a alguien nuevo a ver si me da algo distinto’”.
El presidente tiene una idea de cómo quiere que sea la plantilla y a ella se atiene.
“Pasa lo mismo con los internacionales. ¿Para qué quiero yo diez internacionales si luego UEFA y FIFA solo tiran de cuatro o cinco? ¿Qué hacen los demás? Pues les quito la escarapela y se la doy a un joven, que a lo mejor tiene más suerte. No es que sea mejor o peor, es que tiene más suerte. Para el Mundial solo tenemos a dos candidatos, y eso no lo quiero. Yo quiero más españoles con posibilidades de llegar a un Mundial. Y eso se hace cogiendo gente joven, con ganas”.
¿Entonces González González [que fue 10.º en la última clasificación] será internacional en enero?
“No”.
Otro alzamiento de cejas por mi parte.
“Pero lo puede ser en septiembre. El año que viene nos quedaremos con siete internacionales, al irse Iturralde, y lo que me gustaría es que tres jóvenes completaran la plantilla”.
Decido cambiar de tercio y hablar un poco del pasado. Don Victoriano llegó a la presidencia del CTA en 1993 y por ahí empiezo.
“Cuando llegué me encontré con una plantilla de 32 árbitros con una media de edad de 43 años. Eso había que cambiarlo”.
¿La plantilla, la edad?
“Todo. Yo llegué al CTA con unas ideas y fue duro ponerlas en práctica. Fíjate en que la mayoría de árbitros de primera habían sido compañeros míos hasta hacía cuatro años. Fue duro tener que decirles a algunos que tenían que dejarlo. Algunos árbitros fueron muy duros conmigo. Alguien me dio seis meses de vida en el puesto, porque las medidas iban a ser muy impopulares. Hubo otro que confiaba más en mí y me dio un año. Ya llevo 18, no me fue tan mal”.
Pero nada más llegar a este sillón, ¿qué fue lo primero que pensó hacer? ¿Qué fue lo prioritario para usted?
“La edad. La plantilla de entonces, con 43 años de media, era muy veterana. Lo primero que tenía que hacer era rebajar esa media. Y para eso tenía que decirle a alguno de mis compañeros más veteranos que ya había llegado su hora y apostar por gente joven, muy joven. De ahí salieron los Daudén, Mejuto, Megía, Iturralde, Carmona… Esa fue mi idea desde el principio. Piensa que si la plantilla es muy ‘vieja’, los jóvenes que vienen por atrás se estancan, no ven la forma de subir, porque no hay huecos. Y los veteranos se acomodan demasiado. Se dedican a cubrir el expediente. Hay que crear retos a todos: los jóvenes, que ven futuro, y los veteranos, que saben que en cualquier momento pueden descender”.
¿Y ahora cómo andamos?
“La media actual es de 39 años y bajando. Este año se retiran Iturralde y Turienzo, y como la edad media en 2.ª división es de 31 años, seguro que va a subir gente joven. La plantilla tiene que rejuvenecerse y solo se puede hacer así”.
Pero eso es difícil, con tan pocos árbitros en primera.
“Pues hay que intentarlo. La plantilla tiene que ser corta para que todos puedan arbitrar muchos partidos. Si un jugador juega poco, cuando lo hace no está en óptimas condiciones. A los árbitros les pasa igual. Cuando yo llegué, había árbitros que pitaban una vez al mes, incluso menos. Eso no es tolerable. Un árbitro así no está preparado cuando le llega la hora de saltar al campo. Quiero a los árbitros metidos cien por cien en la competición. Si por mí fuera, pitarían todas las semanas, aunque eso sería imposible. Creo que tal como está ahora estamos bien. Nos permite suplir a los que salen fuera de España, a los que se lesionan… Es un buen número”.
¿Y cómo ha cambiado el arbitraje español desde que usted fue nombrado presidente del CTA?
“Además de la edad y la longitud de la plantilla, que fueron mis ideas prioritarias, puse en marcha un proyecto que todavía continúa. Mi idea era profesionalizar el arbitraje. O el entorno del arbitraje, mejor dicho. Creé un equipo técnico con médico, preparador físico, director técnico, más reuniones anuales en buenas condiciones, hoteles, campos de entrenamiento…”.
Ah, esto está mejor, entramos en harina. El presidente sigue describiendo qué ha aportado él al arbitraje español en estos años.
“Hice algo que creo muy importante. Creé relaciones entre los comités territoriales y el CTA. Todos remamos en la misma dirección. Hombre, puede haber roces y rencillas, pero todos tienen claro qué quiere el CTA de los árbitros que vienen de abajo y que si no se atienen a esas pautas no tendrán representación en las categorías de arriba. Hace poco un presidente me acusaba de poner exámenes a 2.ª B para cargarse a la gente. No, eso sí que no. Yo querría que aprobaran los 55 que van al curso y que la presión de decidir recayera en mí, pero no es posible. Hay árbitros que suspenden y ahí no puedo hacer nada”.
Hablaba de relaciones con los comités, ¿cómo lo hizo?
“Se amplió la comunicación con ellos, les ofrecimos ayuda. Les empezamos a enviar material audiovisual, vídeos de FIFA, todo lo que podemos”.
Nos hemos desviado del tema, como tantas veces a lo largo de la tarde, pero pronto volvemos a donde lo dejamos.
“El CTA marca unas pautas. ‘Queremos que nos lleguen árbitros con estas características. ¿Tenéis alguno? Mandádnoslos y veremos si valen’”.
Con esas características, ¿se refiere a las que hemos hablado antes, buenas personas, valentía, forma física, conocimiento del espíritu de las Reglas?
“Por supuesto, todas esas. Y que sepan trabajar en equipo. A mí no me vale de nada un árbitro que va por libre. Puede ser muy bueno, pero si entre todos decidimos juzgar una jugada de un modo, no es normal que alguno se salga de la norma, eso no da una imagen seria del colectivo”.
¿Más cosas que querría destacar de estos 18 años como presidente?
“Los asistentes. He hecho mucho hincapié en mejorar la labor y la preparación de los asistentes. Hoy, y lo digo sin sonrojarme, tenemos los mejores asistentes del mundo. Tanto en su fiabilidad como en su uniformidad. Todo el mundo me lo reconoce. Los asistentes españoles fallan muy poco, juzgan bien jugadas muy difíciles y cumplen su labor de equipo”.
Ya se va haciendo tarde y tengo alguna pregunta más. Bueno, tengo muchas, pero creo que va a ser imposible poner todas encima de la mesa, así que empiezo por algo que me interesa: Medina Cantalejo.
“Luis Medina está haciendo una labor importantísima para mí. Está seleccionando a los árbitros del futuro. Antes te decía que subir solo suben los mejores y ver eso es fácil en primera, con 20 árbitros. Sin embargo, en 2.ª B, con 120, es mucho más complicado. Lo que ha hecho Medina es crear un grupo de trabajo, de ojeadores, podríamos decir, que controlan a todos los árbitros de la categoría. Según va avanzando la temporada van seleccionando a aquellos a los que ven con más futuro y les siguen a fondo. Hacia el final de temporada, cuando llega la época de los play-off, puede que tengan una lista con más de la mitad de la plantilla, a la que prestan más atención”.
¿Y este proyecto, por qué?
“Para mejorar el arbitraje y ayudar a los comités. El caso es tener controlados a los mejores, a los que algún día estarán en primera o serán internacionales”.
Eso lo entiendo, pero aquí me entra la duda de qué va a hacer Antonio Rubinos Pérez en el CTA. ¿De qué va eso del programa de Mentores y Talentos?
“El arbitraje profesional está bien, está controlado, podemos mejorar cosas, pero todo está encauzado. Ahora lo que me preocupa es el aficionado. Cuando llegan 55 árbitros al curso de Madrid [al de 2.ª B] y suspenden tanto, o ascienden a 2.ª B y al año siguiente tengo que descenderlos porque no dan la talla, me pregunto qué pasa. Hablo con los presidentes, les digo que a ver si tienen cuidado al seleccionar sus candidatos, que no es normal subir y bajar en un año, que yo necesito árbitros de garantías… Al final he creído que necesitamos mayor información desde el CTA y para eso me puse en contacto con Rubinos”.
¿Entonces?
“La labor de Rubinos es crear un proyecto para ver a los chavales de la 3.ª división. Exclusivamente a ellos. Cogerse a tres o cuatro por territorial, de entre 20 y 30 años, y hacerles un seguimiento exhaustivo, como hace Medina en 2.ª B. Queremos garantizar que los que vienen al curso de 2.ª B pueden ser árbitros de futuro, que se queden en la categoría y luego, quién sabe, pasen al grupo de Medina. La novedad es que el proyecto de Rubinos implanta la figura del mentor. Cada comité tendrá un número distinto de mentores, dependiendo de cuántos chavales elijamos de cada comité, que vigilarán y apoyarán la trayectoria del chaval. Y pasarán sus informes al comité respectivo y a Antonio Rubinos. Lo que quiero es una cierta garantía de que llegan arriba los árbitros más capaces”.
Por cierto, para futuros aspirantes, la idea del presidente del CTA es la de rebajar la edad máxima con la que se puede aspirar al curso de 2.ª B, quizá hasta los 30 años.
Cambiando de tema, según me va hablando el presidente y oigo los nombres de Medina Cantalejo, Rubinos Pérez, me pasa por la cabeza el nombre de Mejuto González.
“Lo de Mejuto es una pena. Ojalá que estuviera con nosotros, porque es un hombre muy capaz, pero por ahora no es posible. No tengo ninguna duda que en un futuro próximo Enrique Mejuto participará del arbitraje español, pero hoy por hoy no puede ser”.
Y ahí lo deja. Le veo dolido porque le haya recordado este nombre, pero no puedo hacer más. Don Victoriano no es hombre que se deje llevar por el entrevistador, mas bien al contrario. Él habla, explica su proyecto, su visión del arbitraje, pasado y futuro, y permite que de vez en cuando le interrumpas. A veces solo asiente y sigue hablando, y otras tienes suerte y te contesta. Quizá un periodista profesional sabría llevarle a su terreno, pero yo me siento incapaz. Deben de enseñarlo en Periodismo 101. Pruebo a hablar del futuro.
“Lo que de verdad me gustaría, y creo que puede hacerse en un futuro próximo, es que todos los colegiados de primera vivieran en Madrid, incluso, por qué no, en la Residencia de la RFEF. Así estaríamos todos juntos, podríamos comentar los partidos al día siguiente de celebrarse y no dos meses después, como hacemos ahora. Entrenarían juntos todos… En fin, formarían un equipo más compacto”.
Sin duda, esto no deja de ser un sueño, ya que las complicaciones serían mayúsculas: familias, hábitos. Lo que el presidente querría es tenerlos durante una temporada, como si estuvieran en un Mundial o una Eurocopa. Yo no lo veo, pero a él le gustaría. ¿Pero y sus trabajos?
“Profesionalización. Los árbitros tienen que ser profesionales. ¿Sabes algo más? Me gustaría que los árbitros hicieran cursos de entrenador, que aprendan de táctica, de estrategia. Todo lo que sepan sobre fútbol les vendrá bien en su labor como árbitros”.
Ah, que era eso. La famosa profesionalización. Ya es tarde y no entramos a analizar esto, pero yo me sigo preguntando qué pasaría con las familias si se vienen a vivir a la Residencia de la RFEF. En otra entrevista.
Para los malpensandos, el tema no lo saqué yo, sino el presidente.
“El villarato. ¡Qué tontería! Cuando yo llegué, gracias a Villar, me dio todo lo que le pedí. ¿Dinero? Hubo dinero. ¿Médicos? Tuvimos médicos. ¿Un plan de entrenamiento? Lo tenemos. ¿Reuniones en hoteles cómodos con pistas de entrenamiento cercanas? Lo que queramos. ¿Independencia? Absoluta. Villar ha dado a los árbitros todo lo que le hemos pedido. Ahí no tenemos ninguna queja”.
Es verdad que yo no he hablado de Villar, pero el presidente quiere meterlo en esta charla y está en su derecho. Pero aprovechando que el nombre lo ha sacado él, le preguntó qué será de su futuro el año que viene con las elecciones a la RFEF.
“Pues no lo sé, nadie sabe qué va a pasar. Si se presenta Villar, ahora mismo no veo a nadie que puede enfrentarse a él”.
¿Y usted, qué pasaría con usted? ¿Sea quien sea el presidente de la RFEF el año que viene dónde se ve usted?
“Yo tengo en la cabeza quién podría ser el mejor presidente del CTA”.
No. ¿Es una broma, verdad? ¿Tengo al presidente del CTA diciéndome que ya está preparando el cambio? Llegados a este punto, ya me tiro a la piscina y le pregunto por su candidato. Y vuelve a reírse. Ahora ya sé que cuando hace eso es que no me quiere contestar. Aunque lo hace a su modo.
“Es un hombre joven y muy, muy preparado. Le gusta mucho el arbitraje”.
Y ya no le puedo sacar más. Mientras me despedía, buscando desesperado a mi alrededor un puerta donde pusiera Aseos, me parece oír una pista, pero no, creo que se refería a otra cosa, quizá al lugar donde encontrar mi deseada puerta. Un apretón de manos, deseos de mantener el contacto y una última despedida.
“Es un hombre joven y muy, muy preparado”.
Así sea, don Victoriano.
Autor:
César
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