Qué poquito queda. En apenas ocho horas y media sabremos si en el verano de 2018 podremos ver el Mundial de fútbol cerquita de casa. Un Mundial sin Webb, sin Busacca, puede ser que con Irmatov, sin De Bleeckere, no sé si sin Undiano...
Pero que el Mundial venga a España puede tener más implicaciones: si la candidatura ibérica consigue el Mundial, tendremos Ángel María Villar hasta 2018. Si no lo conseguimos, este podría ser el último mandato del único presidente de la RFEF del que he tenido razón.
¿Y los árbitros, qué? Es muy posible que Sánchez Arminio continúe de presidente del CTA lo que resta de "legislatura", pero si conseguimos el Mundial y Villar sigue cuatro años más, ya no puedo asegurar nada. Villar nombrará a quién quiera para el CTA, gracias a la ley del deporte, esa que cuando no le gusta algo va corriendo a chivarse a Blatter. Y así como no se me pasa por la cabeza quién podría sustituir a Villar en caso de que perdamos el Mundial y no vuelva a presentarse, tampoco tengo ninguna idea de quién podría ocupar el sillón de don Victoriano. A lo mejor me llevo una sorpresa y ese candidato desconocido está todavía en activo. O gana la oposición y tenemos a López Nieto durante unos añitos. No, no lo veo. El que gane la oposición (¿cuál?), quiero decir.
Eso sí, si esta tarde ganamos la carrera por el Mundial de 2018, lo que es seguro es que un árbitro español estará en él. Si ya es difícil imaginarse que no haya ningún español en Brasil 2014, sería imposible que no hubiera ninguno en nuestro Mundial. De todos los internacionales que tenemos ahora (cada vez menos), solo tres llegarían, por edad, a ese Mundial: Undiano Mallenco y Fernández Borbalán, estos en su último año; y el todavía no oficialmente FIFA Mateu Lahoz, que podría, incluso, estar en el de 2022 (¿Qatar, Australia, Estados Unidos?).
Y luego ya nada. Podría haber otros candidatos, que todavía no conocemos. Es de suponer que el siguiente internacional será el catalán Estrada Fernández, que llegaría a la cita mundialista. Y a poco que le vayan bien las cosas, también podría estar ahí el castellano-leonés González González. Si hay alguno más, ahora mismo está en segunda; pero no lo descarto, porque todavía quedan ocho años para el Mundial y eso es muuucho tiempo. Recordad que Medina Cantalejo arbitró en un Mundial apenas cuatro años después de estrenar escarapela.
¿Quiere decir esto que empieza la carrera? Ni mucho menos. Primero tenemos la Euro 2012, que quién sabe qué pasará. Yo lo tenía claro, pero me llegan cantos de sirena y no me vendría mal dejar esa opción ahí a la vista. Y el Mundial de Brasil, donde lo tenía un poco menos claro y ahora no lo tengo claro en absoluto. Y la Euro 2016, y muchas finales de Copa y muchos Barça-Madrid. Y con poquita suerte, alguna final europea.
Pues nada, a seguir comiéndome la cabeza hasta las 16:00 h de hoy; y con lo que ocurra en Zürich, ya veré luego por dónde corren mis pensamientos.
Pero que el Mundial venga a España puede tener más implicaciones: si la candidatura ibérica consigue el Mundial, tendremos Ángel María Villar hasta 2018. Si no lo conseguimos, este podría ser el último mandato del único presidente de la RFEF del que he tenido razón.
¿Y los árbitros, qué? Es muy posible que Sánchez Arminio continúe de presidente del CTA lo que resta de "legislatura", pero si conseguimos el Mundial y Villar sigue cuatro años más, ya no puedo asegurar nada. Villar nombrará a quién quiera para el CTA, gracias a la ley del deporte, esa que cuando no le gusta algo va corriendo a chivarse a Blatter. Y así como no se me pasa por la cabeza quién podría sustituir a Villar en caso de que perdamos el Mundial y no vuelva a presentarse, tampoco tengo ninguna idea de quién podría ocupar el sillón de don Victoriano. A lo mejor me llevo una sorpresa y ese candidato desconocido está todavía en activo. O gana la oposición y tenemos a López Nieto durante unos añitos. No, no lo veo. El que gane la oposición (¿cuál?), quiero decir.
Eso sí, si esta tarde ganamos la carrera por el Mundial de 2018, lo que es seguro es que un árbitro español estará en él. Si ya es difícil imaginarse que no haya ningún español en Brasil 2014, sería imposible que no hubiera ninguno en nuestro Mundial. De todos los internacionales que tenemos ahora (cada vez menos), solo tres llegarían, por edad, a ese Mundial: Undiano Mallenco y Fernández Borbalán, estos en su último año; y el todavía no oficialmente FIFA Mateu Lahoz, que podría, incluso, estar en el de 2022 (¿Qatar, Australia, Estados Unidos?).
Y luego ya nada. Podría haber otros candidatos, que todavía no conocemos. Es de suponer que el siguiente internacional será el catalán Estrada Fernández, que llegaría a la cita mundialista. Y a poco que le vayan bien las cosas, también podría estar ahí el castellano-leonés González González. Si hay alguno más, ahora mismo está en segunda; pero no lo descarto, porque todavía quedan ocho años para el Mundial y eso es muuucho tiempo. Recordad que Medina Cantalejo arbitró en un Mundial apenas cuatro años después de estrenar escarapela.
¿Quiere decir esto que empieza la carrera? Ni mucho menos. Primero tenemos la Euro 2012, que quién sabe qué pasará. Yo lo tenía claro, pero me llegan cantos de sirena y no me vendría mal dejar esa opción ahí a la vista. Y el Mundial de Brasil, donde lo tenía un poco menos claro y ahora no lo tengo claro en absoluto. Y la Euro 2016, y muchas finales de Copa y muchos Barça-Madrid. Y con poquita suerte, alguna final europea.
Pues nada, a seguir comiéndome la cabeza hasta las 16:00 h de hoy; y con lo que ocurra en Zürich, ya veré luego por dónde corren mis pensamientos.
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