Leo en marca.com una noticia bastante divertida. Pues resulta que en el descanso de un partido de la preferente gallega, va un gañán, se acerca al colegiado y le amenaza con un arma. No digo yo que no se lo mereciera, porque no vi el partido, pero hombre, no sería para tanto. Un par de hostias y arreglado. Como hace todo el mundo, ¿no?
Reconozco que al empezar a leer la noticia me he indignado. Y no podéis imaginaros cuánto. Pero al acabarla se me ha pasado el cabreo: el segundo tiempo empezó una hora tarde porque el árbitro estaba esperando a que llegara la Guardia Civil. ¡¡Para qué!!
A ver, es que todavía no lo entiendo. O sea, que un árbitro es amenazado (así, en pasiva, como en inglés) con un arma y el tipo espera una hora para reanudar el partido. ¿Pero qué coño de partido?
Un momento, que sigo sin entenderlo. ¿Cuánto puede cobrar un árbitro en preferente? ¿100 euros? ¿200 euros? ¿300 euros? Aunque supongo que en este caso no es por el dinero, sino por el amor al arbitraje y al fútbol. ¿Pero qué coño de fútbol es este?
Vale, paro ya. Paro, pero sigo sin entenderlo. En primer lugar, tengo que pedir perdón al árbitro protagonista de la historia. Reconozco que mis palabras pueden molestar. Y suficiente tiene con lo que tiene. Con todo.
En segundo lugar, pediros perdón a todos vosotros. Porque estoy seguro de que el próximo fin de semana saldréis todos con vuestras equipaciones Puma o Adidas, con ese gesto adusto que da miedo, con la tarjeta amarilla en un bolsillo y la roja en el otro, con el silbato colgando de la muñequera, con las botas limpias desde la noche anterior, con el bocadillo esperandoos en el vestuario porque no os da tiempo a ir a casa a comer antes del próximo partido... Y pensaré bastante mal de vosotros, porque esto ya no es fútbol. Y donde no hay fútbol, no hacen falta árbitros. Pues eso, que os pido perdón por anticipado.
Y eso sí, seguiré sin entenderlo.
Reconozco que al empezar a leer la noticia me he indignado. Y no podéis imaginaros cuánto. Pero al acabarla se me ha pasado el cabreo: el segundo tiempo empezó una hora tarde porque el árbitro estaba esperando a que llegara la Guardia Civil. ¡¡Para qué!!
A ver, es que todavía no lo entiendo. O sea, que un árbitro es amenazado (así, en pasiva, como en inglés) con un arma y el tipo espera una hora para reanudar el partido. ¿Pero qué coño de partido?
Un momento, que sigo sin entenderlo. ¿Cuánto puede cobrar un árbitro en preferente? ¿100 euros? ¿200 euros? ¿300 euros? Aunque supongo que en este caso no es por el dinero, sino por el amor al arbitraje y al fútbol. ¿Pero qué coño de fútbol es este?
Vale, paro ya. Paro, pero sigo sin entenderlo. En primer lugar, tengo que pedir perdón al árbitro protagonista de la historia. Reconozco que mis palabras pueden molestar. Y suficiente tiene con lo que tiene. Con todo.
En segundo lugar, pediros perdón a todos vosotros. Porque estoy seguro de que el próximo fin de semana saldréis todos con vuestras equipaciones Puma o Adidas, con ese gesto adusto que da miedo, con la tarjeta amarilla en un bolsillo y la roja en el otro, con el silbato colgando de la muñequera, con las botas limpias desde la noche anterior, con el bocadillo esperandoos en el vestuario porque no os da tiempo a ir a casa a comer antes del próximo partido... Y pensaré bastante mal de vosotros, porque esto ya no es fútbol. Y donde no hay fútbol, no hacen falta árbitros. Pues eso, que os pido perdón por anticipado.
Y eso sí, seguiré sin entenderlo.
4 comentarios:
Es amenazado con un arma y sigue el partido, no creo que el árbitro quisiera seguirlo, algo más tuvo que pasar.
Regla XVIII
La Regla XVIII, precisamente, es la que te dice que ahí tú te vas a tu casa.
Eso ha dejado de ser un partido de fútbol, por mucho que esa persona se haya ido del campo: se espera a la fuerza pública para que te acompañe fuera de las instalaciones, y te vuelves a tu casa.
¿Regla XVIII? Como dicen en las pelis americanas, "¿esto qué es, el jodido ejército?" Por favor, que es un juego, una forma de pasar un rato divertido el fin de semana, de conocer gente, de sentirse juez por 90 minutos...
Que estamos hablando de un arma. ¿Y si el gañán ese se ha tomado un par de cervezas?
Hola César. Increíble la noticia. No se adonde se va a llegar contra los árbitros. Alguna medida habrá que tomar, porque el desenlace podría haber sido otro mucho más trágico. Si alguien está tan loco como para amenazar con un revólver también lo está para usarlo. ¡De película!
Soy César (tocayo), también árbitro de fútbol, que he hecho 1 nuevo blog, 1 saludo
http://donquijotedelacancha.wordpress.com/
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