Hace ya algún tiempo escribí la historia de la designación de árbitros españoles para los JJOO de Amsterdam en 1928. Ahí está escrito y no voy a comentar nada más.
Hoy me apetece contar otra historia, un poco anterior. Cómo se designaron los colegiados españoles para los JJOO de París en 1924. Al igual que cuatro años después, aquí también hubo lío. Y grande.
El caso es que Federación Francesa de Fútbol se creyó con la potestad de elegir a los colegiados que arbitrarían partidos en el torneo de fútbol. Y, con esa idea, envió una carta al Colegio Nacional de Árbitros para que le recomendase dos árbitros. El CNA contesto a la Federación Francesa que los más aptos eran los directivos del CNA y los presidentes de cada uno de los colegios regionales, y que ellos eligieran los dos nombres.
Como la Federación Francesa no conocía a ninguno, eligió los dos primeros nombres: el del presidente del CNA, Luis Colina Álvarez, y el del secretario del CNA, Fernando Contreras.
Poco después, FIFA hizo valer su posición de fuerza como "órgano supremo" en el mundo del fútbol e informó a los franceses de su error al pretender usurpar las competencias arbitrales al Comité de Arbitraje de FIFA. Los franceses reconocieron su error y FIFA pidió a distintas federaciones los nombres de sus candidatos a arbitrar en París.
La Federación Española ofreció los siguientes nombres, por orden de preferencia: José Llovera Mas (Cataluña), Fermín Sánchez González (Cantabria), José Murguía (Guipúzcoa) y Tomás Balaguer García (Sur). Todo parecía aclarado.
Sin embargo, cuando se reunió el Comité de Arbitraje de FIFA para hacer la selección definitiva, sorprendió a todos en España designando a Colina y a Contreras. Posiblemente, como dice la prensa de la época, pudo haber un lío de papeles oficiales y se eligió el que no era.
Ocurriese lo que ocurriese, el caso es que los árbitros españoles montaron en cólera. En la reunión de los colegios regionales de mayo del 24 hubo lío. Ninguno aceptó la designación de FIFA y se culpó de todo al CNA por no haber defendido apropiadamente a los colegiados españoles. En agosto de 1924, Luis Colina pasaría a ser el Secretario de la Federación Española de Fútbol.
En este caso el asunto quedó a nivel de directivos y no ocurrió mucho más, a diferencia de lo que ocurriría cuatro años después. Pero esa es otra historia, y ya está contada.
2 comentarios:
Fabulosa investigación nuevamente.
Gracias, Linesman. Ya sabes de quién es parte de la culpa.
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