sábado, 5 de enero de 2008

No, Mejuto. Así no

Cuestión de principios para mí: el jugador que engaña a un árbitro debería ser sancionado duramente. El que se tira a ver si pitan penalty, el que juega el balón con la mano, el que simula una agresión... En fin, ya sabéis a lo que me refiero.¿La sanción? Para mí, partidos sin jugar.

Algo parecido dijo el pasado miércoles por la mañana en Radio Marca Enrique Mejuto González. Y me parece muy mal. Pedir fuertes sanciones para los tramposos lo podemos hacer los aficionados, los presidentes de equipos, los periodistas... Incluso los jugadores. Pero un árbitro, nunca. Bueno, pedirlo puede hacerlo, pero siempre saldrá un gilipollas (perdón) pidiendo las mismas sanciones para los árbitros que se equivocan. Y estará en su derecho.

Así que, por favor, don Enrique, déjenos a otros pedir lo obvio.

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