Mundial 2010 - Día de descanso

Tras el partido de España, último de los octavos de final, hoy tenemos el primer día de descanso de todo el Mundial. Hoy iba a ser un día tranquilo: un pequeño safari para desconectar y conocer algo del país, mucho descanso y por la noche la cena de despedida. Hoy decían adios a los cinco árbitros que antes estaban en el grupo de apoyo y que ahora, simplemente, no han arbitrado ningún partido en este Mundial. Hoy todo serían risas, parabienes y "bueno, ya nos veremos en el próximo campeonato" para Hansson, Aguilar, Mohd Salleh, O'Leary y Vázquez.

Sin embargo no va a ser así. Me imagino la escena que se verá en el hotel de concentración arbitral dentro de unas horas, cuando los colegiados bajen a desayunar. Incluso puede que haya alguno que madrugue más de la cuenta para que no haya mucha gente alrededor cuando coja los cruasanes.

Contra todo pronóstico, contra todo lo dicho antes, contra todo lo que sabían los interesados y sus jefes, ayer tuvimos criba arbitral en Sudáfrica. Un día antes de lo establecido y, si no sonara a risa, con nocturnidad y alevosía. Se van los cinco cuartos árbitros, como sabían que ocurriría. Y se van Larrionda, Rosetti, Busacca, Coulibaly y Lannoy. Y sus asistentes. Y sus sueños en este Mundial. Y espero que ya nada más, porque a lo mejor les pasan cosas que no debieran por la cabeza y total, para qué aguantar lo que tenemos que aguantar de los aficionados, de los jugadores, de los técnicos y de los periodistas, si luego pasan estas cosas.

Blatter salió el otro día pidiendo perdón por dos jugadas y admitiendo que FIFA tendría que reabrir el debate de la tecnología en el fútbol. Y maldita la gracia que le hizo. La criba de ayer solo ha sido eso, un ajuste de cuentas al mejor estilo FIFA. O al mejor estilo de "a este tío no le quiero volver a ver de asistente 1". Si es que son todos iguales. Debe de ser el agua que se bebe en Zürich, que estará más clorada de lo normal. O fluorada. O lo que sea que le echen para que los dirigentes futboleros tengan esos prontos.

Prontos que se han llevado por delante al candidato número uno para arbitrar la final, el suizo Massimo Busacca. Yo supuse que era por aquella jugada, que no vi, en que no vio un fuera de juego y a cambio pitó penalti y expulsión, que todo el mundo está de acuerdo en que fueron. En Le Matin suizo (gracias, Alberto) lo achacan a que Busacca ayudó a dejar fuera del Mundial a la anfitriona. No, esto no me lo creo. No puede ser, ¿verdad?

Esos mismos prontos han dejado fuera a uno de los mejores árbitros de los últimos años. Ya lo era en el Mundial de Alemania, o sea que id echando cuentas de cuánto tiempo llevaba el uruguayo Jorge Larrionda al máximo nivel. Fue mi candidato para arbitrar la final de Alemania y volvía a ser mi elección para este año, aunque Elizondo se lo había puesto casi imposible. ¿Qué pasó? Ah, sí, lo del gol que entró y no dio por válido. Y que, por supuesto, por culpa de Larrionda Inglaterra fue humillada por Alemania. Si es que está claro: si no hubiera sido por el uruguayo, Alemania solo hubiera ganado 4-2. Eso es un resultado soportable, pero ¿un 4-1? Ni pensarlo.

Esperad, que quedan más prontos. Los que han impedido al italiano Roberto Rosetti ser el outsider para la final, una vez que su selección se eliminó en la primera fase. Lo hizo mal Rosetti, muy mal. Con su arbitraje del domingo dejó fuera a México. Si no hubiera sido por aquel gol de Argentina en fuera de juego, solo hubiera ganado 2-0 y a lo mejor México hubiera pasado a cuartos. Ah, que no, que con 2-0 también estaría eliminada. Pues eso, que Rosetti es el gran culpable de que México saliera goleada de su partido de octavos.

Y los dos últimos prontos, ahora que lo pienso, son los peores. Entiendo que alguien acostumbrado a beber el agua de Zürich pase factura al italiano, al suizo y al uruguayo, pero, ¿qué han hecho el maliense Koman Coulibaly y el francés Stephane Lannoy? Al fin y al cabo, Busacca tenía la mosca detrás de la oreja desde hace días y Rosetti y Larrionda seguro que tuvieron que soportar alguna cara larga del jefe, pero ¿el africano y el francés? Me imagino la escena: entra en la sala común el francés, riendo, oui, oui, y cinco minutos después está pensando que vaya mierda de safari que tienen al día siguiente y que a ver si alguien se atraganta con el agua de Zürich.

FIFA dice que en Sudáfrica se quedan los que participaran en los últimos ocho partidos. Ah, claro, ahora lo entiendo. Debe de ser que en las últimas fases habra cuarto, quinto, sexto y séptimo árbitro en cada partido. Porque si no, a mí no me salen las cuentas: ocho partidos son dieciseis árbitros, si es que no repite ninguno, que sería algo totalmente inusual en un campeonato de estas características. Pues eso, que solo pueden participar dieciseis árbitros, pero se quedan los diecinueve que siguen adelante en el torneo.

Ese es el problema de los poderosos, que no les vale con ser injustos, sino que encima tienen que humillarte. ¿No habría sido todo más fácil si hubieran dejado la lista en los doce o trece que realmente participarán hasta el final, si es que son tantos? Hubiéramos seguido hablando de Rosetti, de Busacca o de Larrionda (de los otros dos, por desgracia, poco), pero bueno, se habría tomado como una castigo sin importancia.

Sin embargo, ¿cómo le explicarán estos tres árbitros a sus familias "no, yo me he ido, pero por suerte se ha quedado el neozelandés, que es un crack mundial; seguro que se lleva la final"? "No, no, dirá el otro (el otro de los tres); la final será del chileno Pozo, que es mejor que yo de aquí a Santiago. Por lo menos". "Estais los dos equivocados, diría el tercero; el gran candidato es el saudí". O el guatemalteco o el mexicano II o el seychiano, añadiría yo. Aunque ahora que lo pienso, ¿por qué no una final España-Brasil arbitrada por Undiano? Total, ¿qué más da, no, señor Blatter? Solo es un Mundial.