En un comentario, alguien me pide que dé mi opinión sobre "El nivel del arbitraje en España". Y, después de pensarlo un poco, me voy a arriesgar.
Para extender un poco más esta entrada, pregunta: Cuando hablamos del nivel del arbitraje en España, ¿a qué nos referimos? ¿Al nivel de la 1.ª división? ¿Al nivel del arbitraje "profesional"? ¿Al nivel de todo el arbitraje? ¿Al nivel de todo lo que tiene que ver con el arbitraje? Empecemos:
Nuestros árbitros FIFA están, sin ninguna duda, al máximo nivel mundial. Arbitran buenos partidos europeos, suelen participar en otras ligas del mundo y casi todos los años caen un par de finales de copa en otros países. ¿Se puede pedir más?
A escala nacional, el nivel me parece inmejorable. Y con esto quiero decir que no se me ocurre cómo podría mejorarse el nivel. Están bien preparados técnicamente y, salvo deshonrosas excepciones, físicamente. Los árbitros se equivocan. Y qué. Muchas veces (la mayoría) se equivocan tras haber visto la jugada veinte veces por la tele. Casi todos los árbitros de primera y segunda se merecen estar donde están. Y los que no se lo merecen acaban descendiendo. Cuando dentro de dos temporadas solo queden 20 árbitros en 1.ª división, tendremos a los veinte mejores colegiados en la máxima categoría. Sin discusión.
Si vamos descendiendo de categorías, vamos encontrando de todo: árbitros en formación que necesitan esos partidos para mejorar, árbitros veteranos a los que les ha faltado un no-sé-qué para poder seguir ascendiendo, árbitros que no sirven para categorías más altas y que por eso están donde están... Hay de todo. Exactamente igual que los futbolistas y los entrenadores. Y no pocos directivos de equipos.
En cuanto al nivel de todo lo que rodea al arbitraje, ahí habría más que hablar. Están los directivos arbitrales. Esos directivos que, a veces, otorgan ascensos y descensos por fobias y filias personales. Esos directivos que, de vez en cuando, tienen que cumplir ciertas cuotas territoriales en las categorías. Esos directivos que, consciente o inconscientemente, crean un tufillo de secta en el mundo arbitral. También están los jugadores, técnicos, directivos... De ellos no se puede decir nada. Cuando alguien no conoce el reglamento, solo piensa en ganar y tiene que justificar un presupuesto multimillonario, tiene derecho a decir tonterías. Y las dicen. Y deberíamos perdonarles, porque ellos no tienen la culpa: la sociedad les ha hecho así. Por penúltimo, están los periodistas. En fin, no se me ocurre nada que decir sobre ellos. Cualquier cosa que dijera podría ser utilizada en mi contra en un juicio, y no estoy para esos menesteres. Allá ellos y su conciencia.
Para terminar, y en párrafo aparte, los ex-árbitros comentaristas. De lo peor que hay. Parece increíble que se atrevan a decir algunas cosas ahora y cuando arbitraban hicieran la contraria. O no la hicieran. Árbitros que ahora se permiten decir al colegiado de turno qué hay que hacer en cada jugada, cuando todos sabemos lo que hubieran hecho ellos de estar en el campo. En fin, una lástima. Echo de menos un árbitro-comentarista que explique a la audiencia y a sus compañeros periodistas por qué un árbitro ha pitado lo que ha pitado y que, ante el acoso periodístico, defiendan un poco a sus ex-compañeros. Ya sé que es mucho pedir, pero lo seguiré intentando.
Ahí queda lo que me ha salido sin pensar demasiado.
Para extender un poco más esta entrada, pregunta: Cuando hablamos del nivel del arbitraje en España, ¿a qué nos referimos? ¿Al nivel de la 1.ª división? ¿Al nivel del arbitraje "profesional"? ¿Al nivel de todo el arbitraje? ¿Al nivel de todo lo que tiene que ver con el arbitraje? Empecemos:
Nuestros árbitros FIFA están, sin ninguna duda, al máximo nivel mundial. Arbitran buenos partidos europeos, suelen participar en otras ligas del mundo y casi todos los años caen un par de finales de copa en otros países. ¿Se puede pedir más?
A escala nacional, el nivel me parece inmejorable. Y con esto quiero decir que no se me ocurre cómo podría mejorarse el nivel. Están bien preparados técnicamente y, salvo deshonrosas excepciones, físicamente. Los árbitros se equivocan. Y qué. Muchas veces (la mayoría) se equivocan tras haber visto la jugada veinte veces por la tele. Casi todos los árbitros de primera y segunda se merecen estar donde están. Y los que no se lo merecen acaban descendiendo. Cuando dentro de dos temporadas solo queden 20 árbitros en 1.ª división, tendremos a los veinte mejores colegiados en la máxima categoría. Sin discusión.
Si vamos descendiendo de categorías, vamos encontrando de todo: árbitros en formación que necesitan esos partidos para mejorar, árbitros veteranos a los que les ha faltado un no-sé-qué para poder seguir ascendiendo, árbitros que no sirven para categorías más altas y que por eso están donde están... Hay de todo. Exactamente igual que los futbolistas y los entrenadores. Y no pocos directivos de equipos.
En cuanto al nivel de todo lo que rodea al arbitraje, ahí habría más que hablar. Están los directivos arbitrales. Esos directivos que, a veces, otorgan ascensos y descensos por fobias y filias personales. Esos directivos que, de vez en cuando, tienen que cumplir ciertas cuotas territoriales en las categorías. Esos directivos que, consciente o inconscientemente, crean un tufillo de secta en el mundo arbitral. También están los jugadores, técnicos, directivos... De ellos no se puede decir nada. Cuando alguien no conoce el reglamento, solo piensa en ganar y tiene que justificar un presupuesto multimillonario, tiene derecho a decir tonterías. Y las dicen. Y deberíamos perdonarles, porque ellos no tienen la culpa: la sociedad les ha hecho así. Por penúltimo, están los periodistas. En fin, no se me ocurre nada que decir sobre ellos. Cualquier cosa que dijera podría ser utilizada en mi contra en un juicio, y no estoy para esos menesteres. Allá ellos y su conciencia.
Para terminar, y en párrafo aparte, los ex-árbitros comentaristas. De lo peor que hay. Parece increíble que se atrevan a decir algunas cosas ahora y cuando arbitraban hicieran la contraria. O no la hicieran. Árbitros que ahora se permiten decir al colegiado de turno qué hay que hacer en cada jugada, cuando todos sabemos lo que hubieran hecho ellos de estar en el campo. En fin, una lástima. Echo de menos un árbitro-comentarista que explique a la audiencia y a sus compañeros periodistas por qué un árbitro ha pitado lo que ha pitado y que, ante el acoso periodístico, defiendan un poco a sus ex-compañeros. Ya sé que es mucho pedir, pero lo seguiré intentando.
Ahí queda lo que me ha salido sin pensar demasiado.
2 comentarios:
Estando de acuerdo contigo, echo en falta que los árbitros puedan hablar después de sus partidos, pero no como una obligación como quiere la prensa, sino como un derecho que tiene cualquier persona a expresar lo que hizo en algún momento para poder aclarar algo.
El único interés de la "canalla" es que digas lo que ellos quieren escribir. En el momento que quiere expresar cualquier otra cosa, ya no les interesas.
Si hablas de una campaña arbitral para captación de nuevos elementos, yo no lo veo en la prensa. Idioteces, todas.
Estoy totalmente de acuerdo que se pudiera hablar después de los partidos. El problema es que cuando realizas una buena actuación nadie querría hablar contigo. Únicamente les interesa las declaraciones del árbitro cuando ha habido alguna equivocación.Un saludo muy especial para linesman. Me he alegrado mucho encontrarte en un blog sobre arbitraje a pesar de que ya no estés en activo. Las lesiones son así , por desgracia. También es así este mundo de desagradecidos que llena el colectivo de mandatarios del arbitraje.
Un abrazo "pio"
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